100 años PCC

El centenario:
100 años
del Partido Comunista Chino

Índice

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Introducción

El 23 de julio de 1921, en un edificio de estilo tradicional en la Concesión Francesa de Shanghai, da comienzo el primer Congreso del Partido Comunista Chino. China está sumida en la pobreza, facciones comandadas por señores de la guerra se disputan el poder y su voz no se escucha en el tablero internacional.

Cien años después, China es una superpotencia global. Es la segunda economía del mundo, cuenta con un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y lo que ocurre en el país tiene un impacto claro en el resto del mundo. 

¿Cómo ha moldeado la China moderna el Partido Comunista? En este especial, repasamos los principales hitos de la organización en su primer centenario y analizamos, con expertos en varios campos, su pasado, presente y futuro.

Principales hitos del Partido

Desde su nacimiento en los años 20, heredero del Movimiento del 4 de Mayo, hasta convertirse en una de las organizaciones políticas más influyentes del mundo en la actualidad, el Partido Comunista Chino ha pasado por numerosos hitos históricos. Repasamos algunos de los más significativos.

1921

Primer congreso del Partido

Celebrado en un edificio de estilo shikumen, en la Concesión Francesa de Shanghai. Asisten 13 representantes. De ellos, sólo 2 estarán presentes en la proclamación de la República Popular China, 28 años más tarde: Mao Zedong y Dong Biwu.

1949

Nace la República Popular

Tras 8 años de guerra contra Japón y 4 de guerra civil, el Partido Comunista emerge victorioso en un país devastado. El 1 de octubre, desde la plaza de Tian´anmen, en Pekín, Mao proclama la fundación de la República Popular China.

1960

Ruptura entre China y la URSS

Disputas en torno a cuestiones doctrinales y el rechazo, por parte de China, de un cierto acercamiento de la URSS al bloque occidental provocan la ruptura entre las dos grandes potencias comunistas. El mundo bipolar de la Guerra Fría se convierte en un mundo tripolar.

1966

Comienza la Revolución Cultural

Mao lanza una campaña de purificación ideológica, con un llamamiento a "bombardear los cuarteles". China se precipita en una espiral de purgas y enfrentamientos sectarios entre diferentes facciones que durará algo más de 10 años.

1976

Muere Mao

Pocos días después de su tercer ataque cardíaco en un año, Mao Zedong muere el 9 de septiembre a los 82 años. Su fallecimiento se comunica a toda la nación ese mismo día. Su cuerpo embalsamado se expone en el Gran Palacio del Pueblo. En una semana, lo visita un millón de personas.

1978

Empieza el período de Reforma y Apertura

Las luchas de poder tras la muerte de Mao acaban con el ascenso al poder de Deng Xiaoping, considerado el líder el ala reformista. Deng da comienzo a un proceso radical de liberalización de la economía china que se resumen en su famoso refrán: da igual que el gato sea blanco o negro mientras cace ratones.

2001

China ingresa en la OMC

Tras la crisis financiera de 1997 en Asia, China continúa con el proceso de liberalización de su economía. En 2001, el país entra a forma parte de la Organización Mundial del Comercio después de una negociación que dura varios años.

2012

Xi Jinping, secretario general

Hu Jintao abandona la secretaría general del Partido después de diez años al frente de la organización. El relevo se produce en el 18º Congreso Nacional del Partido. Lo sucede Xi Jinping, cabeza visible de la quinta generación de líderes chinos. Un año después, Xi asume también la presidencia de la República Popular China.

La estructura del Partido

En términos generales, se podría asociar la estructura del Partido Comunista a la de una pirámide con varios niveles, en la que la base general (los militantes) se va estrechando a medida que se sube, hasta llegar a la cúspide, en la que se encuentra el secretario general.

Los miembros de cada nivel se eligen de entre los pertenecientes al nivel inmediatamente anterior (los miembros del Comité Permanente pertenecen al Politburó, cuyos miembros, a su vez, se eligen de entre el Comité Central, etcétera):

  • Secretario general: el líder del Partido y también el presidente de China. No siempre ha sido así: la posición de secretario general ha tenido una importancia variable a lo largo de la historia. En 1993, Jiang Zemin, que ocupaba la secretaría general del Partido, asumió también la presidencia del país. Sentó un precedente que dura hasta hoy.
  • Comité Permante del Politburó: el pináculo del poder político de China. Su número es siempre impar, para facilitar las votaciones por mayoría simple. En la actualidad lo componen 7 miembros, entre ellos el secretario general Xi Jinping. Ninguna mujer ha formado parte del Comité Permanente.
  • Politburó: oficialmente, el principal órgano de decisión política de China. Aglutina a las principales autoridades estatales, militares y del Partido.
  • Comité Central: 205 miembros permanentes y 171 alternos. Se reúne una vez al año y su composición se renueva cada 5, cuando se celebra el Congreso Nacional.
  • Congreso Nacional del Partido: se convoca una vez cada 5 años. Sus delegados se eligen de entre células del Partido en todo el país.
  • Militantes de base: con 92 millones, el número de miembros del Partido sigue aumentando cada año, aunque el ritmo de crecimiento se ha ralentizado desde 2012.

Además de esta estructura central, el Partido cuenta con otras organizaciones. Destacamos algunas de las más importantes:

  •  Secretariado central: dependiente del Comité Central y del Politburó, se trata de un organismo de coordinación entre diferentes ramas del Partido que garantiza que se cumplen las directrices del Politburó.
  • Comisión Central de Disciplina e Inspección: responsable de la disciplina interna dentro de la organización. Sus principales tareas son garantizar el cumplimiento de las directrices que emanan de las autoridades centrales y luchar contra la corrupción.
  • Comisión Militar Central del Partido: se ocupa de las directivas relacionadas con el Ejército Popular de Liberación. En la práctica, suele estar presidida por el secretario general del Partido. Cuenta con 7 miembros actualmente y tiene una comisión paralela, con la misma composición, en el gobierno del país: la Comisión Militar Estatal Central.
  • Comisión Central de Asuntos Legales y Políticos: depende del Comité Central y supervisa la labor de todos los organismos de seguridad de China, incluyendo la policía y los servicios de inteligencia. 
El Partido cuenta con otras muchas comisiones y grupos de trabajo que se ocupan de áreas específicas, como los asuntos de Taiwán, la educación o la propaganda y la ideología.

Entrevistas

Analizamos el pasado, presente y futuro con una serie de expertos en política e historia de China. Nos hemos hecho una serie de preguntas:

  1.  Este año se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?
  2. El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XXI y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?
  3. ¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?
  4. En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?
  5. Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?
  6. ¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

Las respuestas de los entrevistados en ningún caso representan ninguna opinión o posición de la Fundación Consejo España China.

Nis Grünberg, analista en el Mercator Institute

Nis Grünberg, analista en el Mercator Institute

"El objetivo no es un control total de la economía, sino un alineamiento proactivo con los objetivos políticos"

Nis Grünberg, analista en el Mercator Institute

"El objetivo no es un control total de la economía, sino un alineamiento proactivo con los objetivos políticos"

Nis Grünberg es analista sénior en el Mercator Institute for China Studies, el principal think tank europeo dedicado a China. Sus áreas de investigación son la gobernanza china y el desarrollo sostenible del país. El Mercator Institute publica estos meses la serie «The CCP at 100», un especial de análisis, artículos y piezas de opinión sobre el primer centenario del Partido Comunista Chino.

Este año se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?

Grosso modo, el Partido Comunista Chino ha pasado por 4 fases. La primera, la formativa, comenzó en 1920 y con su fundación en 1921. Esta fase incluye su lucha para sobrevivir después de que el Kuomintang se volviera contra él y se viera obligado a llevar a cabo la Larga Marcha, en 1934, y a consolidarse en Yan´an, desde donde se convirtió en un movimiento más amplio para combatir a los japoneses y después al Kuomintang. Podemos llamar a este periodo tumultuoso como el periodo formativo revolucionario, que acabó con el establecimiento formal de la República Popular China en 1949.

La segunda fase general es el periodo de Mao Zedong, desde 1949 hasta su muerte en 1976. Esta fase está marcada por las luchas internas de poder pero, principalmente, puso las bases para el periodo de reforma. En esta fase hubo mucha experimentación (en términos eufemísticos), pero es un periodo importante para el panorama intelectual, ya que el discurso político de hoy incorpora muchas de sus líneas políticas, teóricas e ideológicas.

El ascenso de Deng Xiaoping al poder (tras un periodo interino bajo Hua Guofeng, el sucesor designado de Mao) marca el comienzo de la tercera fase: la reforma y apertura. En este periodo, el Partido Comunista trabajó duro para arreglar los daños en sus capacidades organizativas, gestionar la pérdida de talento del periodo maoísta muy ideológico y desarrollar una administración capacitada que pudiera proporcionar no revolución, sino progreso material y crecimiento. Estas reformas incluyen la introducción de la propiedad privada, la acumulación de riqueza, el comercio, la inversión en investigación y la educación moderna. A pesar de que la reforma y la apertura eran el objetivo, no sería correcto decir que los líderes tenían en mente la «convergencia» que muchos analistas occidentales veían en China. El Partido nunca ha pensado en sí mismo como otra cosa que la institución adecuada de poder político.

El cuatro periodo lo anuncia Xi Jinping con su «nueva era». Es una era en la que China se ha convertido en una superpotencia (o está cerca de serlo), marcada por la creencia firme de que el estado-partido muy modernizado y capaz que Xi ha construido y está construyendo es el mejor camino para China, y que tiene, de hecho, ventajas sistémicas distintivas comparado con los modelos occidentales. La pandemia del COVID se percibe como la prueba más reciente, junto con la crisis financiera global, de riesgos sistémicos que socavan el poder estatal. La capacidad de controlar a los gigantes financieros y de internet se percibe como un terreno en el que el Partido Comunista tiene mejores herramientas.

El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XXI y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?

El Partido Comunista Chino, como muchos de sus hermanos, se apoya en una estructura leninista de poder, con un núcleo duro en el centro y un flujo de autoridad de arriba a abajo. También usa la epistemología marxista como base para analizar el mundo y proponer soluciones, principalmente la dialéctica y la contradicción. Está convencido de que la economía sólo es un tipo de actividad social, no una esfera propia, por lo que debe estar controlada por la política. La economía es la base, el estado-partido es la superestructura. En este nivel abstracto y generalizado es donde acaban las similitudes. Lo que tiene el Partido Comunista Chino que otros no tuvieron es una tradición de siglos de burocracia y administración, un gran aprecio del conocimiento y la ciencia (que incluye una población con alto nivel educativo) y ausencia de una tradición liberal que anteponga los derechos individuales al Estado.

¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?

Lo que hace que el Partido Comunista Chino sea tan poderoso hoy es su capacidad de movilizar recursos hacia sus objetivos políticos. Tiene una enorme capacidad a través de su bien organizada estructura, pero también como el motor de la administración y de la economía pública (las empresas estatales suponen un 20% del PIB). La capacidad de movilización del aparato del Partido, muy disciplinado, es una de las fuentes principales de su resistencia. Esto ha recibido un gran impulso con Xi Jinping, que ha fortalecido el Partido y su integración con los órganos estatales, pero también impulsa la ideología del Partido como un factor en la economía, incluyendo empresas privadas.

La centralización del poder bajo Xi y la ideologización de la política está creando problemas.

Nis Gründberg

La centralización del poder bajo Xi y la ideologización de la política también está creando problemas. Uno de los factores de éxito más importantes de las décadas de Deng (Xiaoping), Jiang (Zemin) y Hu (Jintao) fue la flexibilidad del sistema, especialmente en forma de experimentación local e innovación de política. El enfoque de «diseño desde arriba» de Xi, en el que el centro prescribe modelos y prioridades políticas integrales, también a nivel local, lleva a un pensamiento menos innovador y disruptivo en la administración.

En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?

Hay muchos beneficios para cualquiera que tenga la intención de labrarse una carrera en la función pública. Pertenecer al partido no es obligatorio pero sí importante para puestos de liderazgo, especialmente en los escalafones superiores del sistema. En las empresas estatales, la membresía permite acceder a ciertos beneficios laborales. Antes de Xi, el acceso a ingresos en «zona gris» y a redes de poder era un factor importante, pero con la llegada de inspecciones disciplinarias estrictas en el Partido, al menos dichos ingresos han perdido relevancia.

Un dato que parece señalar en esta dirección es la caída en el número de solicitudes para ingresar en la función pública en los últimos años (algo que es positivo, por supuesto, porque a fin de cuentas reducir la corrupción beneficia a todos). Con el alza del nacionalismo, la lealtad y el deseo de contribuir a la misión del Partido no se deberían infravalorar como razones para que el número de solicitudes de ingreso al Partido siga siendo alto.

Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?

El Partido, bajo Xi Jinping, está avanzando hacia una economía más politizada que incorpora a empresas privadas y extranjeras. Los signos son claros: el Partido ha hecho un llamamiento al emprendimiento patriótico y exigido lealtad a gigantes como Alibaba o Tencent. Las normas del Partido están cada vez más codificadas en regulaciones y estatutos empresariales. Como hemos mencionado, bajo Xi la economía está metida en una caja. Sectores emergentes como la fintech o los servicios financieros reciben un escrutinio constante sobre sus beneficios en la «economía real» y sobre los riesgos regulatorios de su crecimiento.

Sectores económicos emergentes reciben un escrutinio constante sobre sus beneficios en la "economía real".

Nis Gründberg

La crisis financiera de 2008-2009 se ve como una lección clara de que la política tiene que mantener el control de las tendencias macroeconómicas. Por lo tanto, no es probable que la trayectoria actual de un tono más ideológico y político de la economía, incluido para las empresas privadas, vaya a cambiar. Organizar grupos del Partido (obligatorio por ley una vez que una organización tiene al menos 3 miembros del Partido) va a ser, cada vez más, una prioridad. Al mismo tiempo, ignorar los signos políticos será, cada vez más, un lastre, mientras que un alineamiento proactivo (o por lo menos un compromiso oficial en este sentido) será un activo para las empresas. El objetivo no es la nacionalización o el control total, sino un alineamiento proactivo de la actividad económica con los objetivos políticos. Como mínimo, no pisar líneas rojas.

¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

Demasiado complicado responder. Es improbable que el Partido vaya a irse a ninguna parte en los próximos años o incluso décadas. Se ha convertido en una institución tan poderosa que, incluso si una cúpula fuera destituida, la siguiente es improbable que se deshiciera de su estructura organizativa y su poder institucional: más bien los utilizaría.

Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China

Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China

"El gran mérito del Partido ha sido devolver la autoestima a la sociedad china"

Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China

"El gran mérito del Partido ha sido devolver la autoestima a la sociedad china"

Xulio Ríos es uno de los mayores expertos españoles en Historia y actualidad de  China. Dirige el Observatorio de Política China, un grupo de trabajo y estudio dedicado al análisis político del país asiático. También es articulista y escritor; acaba de publicar el libro «La metamorfosis del comunismo en China».

Este mes se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?

Distinguiría cuatro. La primera, marcada por su adscripción a la Internacional Comunista, bajo la égida soviética, iniciándose su tramo final a partir de la reunión de Zunyi (1935). La segunda, es el maoísmo, debiéndose diferenciar entre el periodo revolucionario y el que se inicia en 1949, con la proclamación de la República Popular. El pensamiento y la acción de Mao tenía como leitmotiv principal la atención diferenciadora a la especificidad china y ello tuvo importantes consecuencias en todos los órdenes, tanto en el periodo revolucionario como ya en el poder, y desde lo ideológico a la promoción de iniciativas tan singulares como trágicas como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural. 

La tercera, es el denguismo, con la reforma y apertura, que alentó la recuperación de algunas políticas brevemente auspiciadas en los años 60 y que fueron marginadas por el maoísmo ante el temor de “restauración del capitalismo”. El pragmatismo fue la clave de esta etapa frente al ideologismo de la anterior. En ambas se trataba de dar respuesta a las demandas de una sociedad en un país subdesarrollado, atrasado y pobre. La cuarta, es la actual, el xiísmo, cuya orientación se basa en la culminación del objetivo de superación de la decadencia, cerrando la brecha histórica del siglo de humillaciones y proclamando la puesta al día de su modernización.

El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XX y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?

Probablemente, la clave principal radica en la política denguista, iniciada a finales de los 70, más de un lustro antes que la perestroika en la URSS. Frente al estancamiento soviético, la China de Deng alentó una reforma globalmente exitosa que tras dar carpetazo al maoísmo permitió un espectacular crecimiento de la economía y una mejora sustancial y progresiva del nivel de vida de la gente. Todo ello sirvió, además, para estimular el orgullo nacional, una clave medular en la armazón del PCCh.

 Por eso que el gran mérito del PCCh ha sido devolver la autoestima a la sociedad china. Y por eso dispone de un margen relativamente holgado de confianza en la medida en que hoy día aquella China de 1949 se ha convertido en la segunda potencia económica del mundo y sus progresos materiales a todos los niveles son evidentes. La perspectiva histórica, que a nosotros tantas veces nos falta, es esencial para comprender China, como también la cultural para significar, entre otros, el papel clave de la burocracia en la vertebración del país, hoy a cargo del PCCh como antaño a cargo de los mandarines.

¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?

La guía general que inspira al PCCh es la modernización del país, superar la gran crisis del siglo XIX y devolver a China a su condición central en el sistema internacional, aunque, a diferencia de épocas pasadas, ahora en un contexto de acusada interdependencia. Mao, para entendernos, lo intentó por la izquierda, Deng por la derecha, Xi quizá se proponga una cierta síntesis y quizá por eso insiste en mucho en que no hay contradicción entre las diferentes etapas. Hay una evolución importante respecto a la relación con la identidad cultural. 

La reconciliación con la propia cultura supone una quiebra con respecto al maoísmo.

Xulio Ríos

La reconciliación con la propia cultura, tantas veces culpada del atraso del país, supone una quiebra con respecto al maoísmo e incluso a otros movimientos modernizadores del siglo XIX. Mao también rechazaba vehementemente a Confucio y hoy es el Instituto Confucio el mascarón de proa de la estrategia de poder blando de China. En cuanto a las esencias, indudablemente, la hegemonía política del PCCh es un tabú. Ni Mao, ni Deng, ni Xi, plantean fisuras en este aspecto.

En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?

Indudablemente, abre puertas de todo tipo. Es, por así decirlo, la llave maestra de cualquier proyecto. En este sentido, habrá afiliaciones instrumentales e ideológicas. Rechazar la militancia tiene consecuencias en las expectativas profesionales. Las reformas de los últimos años pueden haber influido en un mayor avance de las primeras respecto a las segundas. Quizá eso explique la intensidad de campañas tan recientes como la de “mantener la fidelidad a la misión fundacional” o los llamamientos a la vigilancia política relacionados tanto con la endémica corrupción como con la exacerbación de la lealtad al liderazgo. 

En cualquier caso, la militancia en el Partido a día de hoy, en muchos casos, supone también un alto nivel de exigencia y de tensión que pone a prueba los nervios de cualquier persona. Ese es el otro lado de la militancia, sobre todo cuando a diferencia de la época denguista hoy se valora quizá más la obediencia que la iniciativa.

Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?

La relación estrecha del PCCh con la economía en general y con la privada en particular es una característica de su modelo. Los equilibrios entre lo público y lo privado como también entre el mercado y la planificación no son estáticos sino dinámicos. Al igual que a través de mantener el control de los sectores estratégicos, lo que el PCCh pretende es evitar el surgimiento de una hostilidad solvente y organizada a su política dotada de poder. 

La relación estrecha del PCCh con la economía en general y con la privada en particular es una característica de su modelo.

Xulio Ríos

Deng lo dijo claramente: como consecuencia de la reforma pueden surgir empresarios privados pero el PCCh no debe permitir que cristalicen en grupos interesados en subvertir el sistema, uno de cuyos principios irrenunciables es su liderazgo excluyente. Jiang Zemin intentó atraparlo todo a través de su teoría de la triple representación, con el ojo puesto en la clase empresarial emergente. El PCCh necesita un brazo económico –como también un brazo militar- para preservar su hegemonía. Sabe que si pierde el control de la economía, solo es cuestión de tiempo que surja un rival a su liderazgo. En ese sentido, emula muy bien el papel de los funcionarios imperiales a la hora de lidiar con las burguesías emergentes aunque los impedimentos establecidos supusieron entonces alargar el feudalismo chino hasta prácticamente el siglo XX.

¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

Las perspectivas para ese horizonte tan “corto” se han trazado ya y representan en buena medida la esencia del xiísmo. Es el horizonte del “segundo centenario”, el de la República Popular China. Para entonces, los objetivos del Partido se centran en una transformación sustancial del modelo económico, industrial, tecnológico, ambiental, social, etc. Y en lo político, instituyendo una nueva legitimidad basada no ya en el hecho revolucionario (Mao) o en la bonanza económica y social (Deng) sino en la ley. La reforma política que Xi impulsa rechaza el modelo liberal occidental pero explora en el legismo la articulación actualizada de esa singularidad que está en los orígenes del proyecto que representa el PCCh.

  Si la singularidad china es lo suficientemente densa como para casar una realidad económica plural y diversa, también en lo social, con otra política monocorde es una incógnita que el tiempo y la sociedad china deben despejar. Lo que aquí observamos tan a menudo como contradicciones irresolubles, en la China del ying y el yang, la perspectiva es diferente. Quizá la clave resida en que el PCCh sea capaz de preservar su unidad. Los conjuros de Deng para evitar los excesos del maoísmo hoy están en cuestión, desde el culto a la personalidad a la dirección colectiva, entre otros, y ello abre una incógnita que debe tomarse en serio porque esos matices pueden afectar a la estabilidad, junto a la seguridad, la clave del momento político chino.  

 

Raúl Ramírez, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos

Raúl Ramírez, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos

"El Partido abandonó, en cierta medida, su condición de partido de ideología para convertirse en partido gestor"

Raúl Ramírez, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos

"El Partido abandonó, en cierta medida, su condición de partido de ideología para convertirse en partido gestor"

Raúl Ramírez es historiador y sinólogo español. Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Rey Juan Carlos, es autor del libro «Historia de China Contemporánea», en el que repasa el devenir del país desde las Guerras del Opio hasta la actualidad.

Este mes se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?

La primera de las etapas fue la de su fundación y el periodo entre esta y el 12 de abril de 1927, fecha en la que Chiang Kaisek inicia la represión. Es la época de la fundación, con Chen Duxiu y Li Dazhao como líderes, cuando la soberanía china se descompone y el país es víctima de los “Señores de la Guerra”. El Partido Comunista aparece como una evolución más revolucionaria del ya de por sí revolucionario Partido Nacionalista. Es la época en la que aún vive Sun Yatsen y donde ambos partidos son aliados de la joven URSS. La Rusia comunista crea una academia militar para los revolucionarios, Whampoa, y hace que ambos, Partido Nacionalista y Partido Comunista, se coaliguen en la “Primera Etapa de Colaboración”. Sin embargo, cuando el líder nacionalista, Chiang Kaisek, se sintió fuerte, en 1927, traicionó a los comunistas y los exterminó físicamente.

Esa victoria de Chiang Kaisek será a la postre la causa de su derrota, pues al eliminar a las cúpulas urbanas del Partido dejará que lleguen a su cúpula hombres del campo, poco occidentalizados, pero perfectos conocedores de la tradición china, como Mao Zedong. Esa fecha, 1927, significa el inicio de la segunda etapa del PCCh. La protagonizada por la República Soviética China y que termina con la Larga Marcha (1927-1935). En esta época emerge Mao Zedong como el líder del “Área Liberada” más importante situada en la provincia de Jiangxi. Mao llegó a gobernar un territorio rebelde dos veces mayor que Portugal y con diez millones de habitantes. Aun así, era una figura secundaria. Mao no se hará con el poder hasta que, tras la derrota y el hundimiento de dicha República Soviética China, el PCCh deba iniciar su “Larga Marcha” hacia el norte. En medio de esa gesta de la humanidad, en la que 300.000 personas huyeron perseguidas por el ejército nacionalista, a lo largo de 10.000 kilómetros, recorridos en un año, y tras la cual, solo una de cada diez personas alcanzó la meta de Yan’an, es ahí donde Mao Zedong se hizo con el poder en el Partido, concretamente en la Asamblea de Zunyi, en enero de 1935.

En ese momento se inicia la tercera etapa del PCCh, la protagonizada por la hegemonía absoluta de Mao Zedong, que llegará hasta su muerte, en 1976. Mao tenía eso que llaman “carisma”. Supo hacerse con el poder y supo convertirlo en absoluto. Convirtió la filosofía del mando colegiado del partido en algo inútil. Su idealismo llevo a la revolución china hasta los límites de la utopía y el caos, pero puso las bases reales del “socialismo con características chinas” y legitimó al Estado, fue su constructor. La legitimidad del PCCh para gobernar sobre la Nación, y de la República Popular para ser la legitima heredera de la soberanía histórica china, tienen su pieza fundamental en la figura de Mao Zedong.

Mao construyó y levantó la nación y el nuevo estado, pero a un gran coste social; tras él llegaría la cuarta etapa del PCCh: la China de la Reforma y la Apertura. Deng Xiaoping inaugura un nuevo periodo en el que el partido, sin renunciar a sus principios y objetivos marxistas, se vuelve pragmático. Mao demostró que utopía podía suponer caos, y el partido decidió iniciar una etapa más pragmática. Abandona, en cierta medida, su condición de partido de ideología para convertirse en un partido gestor. Comprende que su principal tarea es conseguir el bienestar de la población y que este es el mejor camino para alcanzar los objetivos utópicos a los que no ha renunciado. Muy posiblemente hoy, con el programa del “Socialismo con Características chinas de la Nueva Era”, lanzado por el presidente Xi Jinping, estemos entrando en una nueva etapa.

El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XXI y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?

Es mérito propio, pero un mérito debido a características particulares chinas. Es decir, el PCCh había roto con la URSS e iniciado un camino y un modelo independiente. Ello hizo que, hasta cierto punto, quedara al margen del efecto dominó que provocó la caída en cadena de los países del Socialismo Real. No debe olvidarse que, en el momento del hundimiento de la URSS, China estaba alineada en términos geoestratégicos con Estados Unidos.

Pero ello no impidió que viviera el trauma del colapso del mundo socialista. Tenemos los desgraciados sucesos de Tian´anmen, que fueron el reflejo de una división en la cúpula del partido, entre los que optaban por seguir el camino iniciado por los soviéticos y los opuestos a ello. Ahí emerge en toda su dimensión histórica la figura de Deng Xiaoping. Detiene las reformas políticas asegurándose el mando único e incuestionable del partido sobre el Estado y la Nación, pero al mismo tiempo se asegura de que la reforma económica siga adelante. Redefine el pacto entre la sociedad y el partido-estado. Este promete prosperidad a cambio de lealtad.

El Partido promete prosperidad a cambio de lealtad.

Raúl Ramírez

Fue una estrategia victoriosa para el partido y no solo en China, pues no debemos olvidar que la globalización que hoy rige el mundo se funda sobre un acuerdo por el cual Estados Unidos pone el capital y China se convierte en la “fábrica del mundo”: deslocalizaciones, cambios de las sociedades occidentales, reducción de la pobreza endémica en importantes áreas del tercer mundo, fin o decadencia de las ideologías… Todo está relacionado con ese acuerdo de la China comunista y la Norteamérica hipercapitalista.

Con respecto al “socialismo en sí”, lo significativo es lo de “con características chinas”. El PCCh ha “chinificado” el mensaje marxista, ha sabido adaptar la teoría marxista al pueblo chino, aprovechando la tradición de sociedad comunal que tenía China. Esa es la clave. El concepto de sociedad “comunal” de China, incomprensible en occidente (incluyendo Rusia) facilita la aplicación de las teorías marxistas. Al menos formalmente, porque las coincidencias de ese socialismo/comunismo chino con lo que nosotros entendemos en Occidentes, en muchas e importantes cuestiones es más de forma que de fondo. Eso nunca debe olvidarse.

¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?

La principal diferencia es que se ha pasado de un partido netamente ideológico y utopista a un partido gestor, que ha comprendido que su papel rector de la sociedad debe fundamentarse en la promoción del bienestar social de los chinos. Además, a través de la “Teoría de las Tres Representaciones” de Jiang Zemin, se ha convertido en un partido capaz de integrar a en su seno a todas las vanguardias de la sociedad, ya sean económicas, culturales o sociales.

El partido mantiene las esencias con su lealtad ideológica al marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong como dogmas inamovibles. Condiciona todo el futuro de la nación a la aceptación de su liderazgo, que es incuestionable e innegociable y aspira al objetivo del comunismo: la utopía sigue estando ahí.  Esto no debe olvidarse. Pero se ha vuelto pragmático, China está siguiendo un camino distinto, un camino más largo, un camino chino… pero el objetivo soñado en 1921 sigue ahí.

En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?

Incorporarse al PCCh es una labor de toda una vida. Uno empieza de pequeño con ocho o nueve años y debe ir haciendo un largo camino repleto de pruebas, también de sacrificios y disciplina. Es muy difícil separar los motivos prácticos de los ideológicos y más aún si estamos hablando de generalizaciones y no de casos concretos. El PCCh tiene sus propias escuelas y es de suponer que a lo largo de todo ese periodo de formación y prueba de los niños, los adolescentes y los jóvenes (pueden pasar hasta veinte años para conseguir ser admitido como miembro pleno) es capaz de identificar a los que se adhieren solo por motivos oportunistas.

Ahora bien, si la pregunta real es si en China se ha generado una nueva clase social burocrática, de apparatchiks, que se han convertido en la nueva aristocracia de la sociedad como ocurrió en la URSS, la respuesta es que no.

China es una civilización de funcionarios, un país en el que desde antes de Confucio no hay nobleza, sino que para gobernar el Imperio se crea un sistema de exámenes a través de los cuales recluta a los más capaces. Tú te ganas tu puesto en la burocracia a través de unas oposiciones. Y esos puestos no se heredan, no pasan de padres a hijos (de manera general). Ese sistema funcionarial y de meritocracia imperial ha transmutado en el cursus honorum que los miembros del Partido y sus “cuadros” deben hacer para ascender en las escalas sociales y de la organización.

China es una civilización de funcionarios. Para gobernar el imperio se creó un sistema de exámenes para reclutar a los más capaces.

Raúl Ramírez

Por otro lado, el partido desde que aceptó las tres representaciones de Jiang Zemin incorpora, busca y crea en su seno a los “mejores”. Ello implica un proceso inverso al que se produjo con la burocracia soviética. En China, si eres “bueno” en algo, si destacas, el Partido te busca. Si no demuestras tu valía, no. Pero no idealicemos lo que digo, nada es perfecto, como en todos sitios. El PCCh solo está reproduciendo, adaptado a los tiempos, el sistema meritocrático-funcionarial de la China clásica.

Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?

Empezaré respondiendo primero a esta segunda cuestión. Y la respuesta es , obviamente, sí. Para explicar esa mezcla de Estado socialista y economía de mercado, de Partido Comunista y grandes empresas y empresarios capitalistas, de capitalismo de Estado y multinacionales globales y globalistas, debemos acudir a la tradición china.

Tradicionalmente, en China “Todo Bajo el Cielo Pertenece al Hijo del Cielo”. El concepto de Tianxia es muy complejo. En principio es un concepto geográfico, pero sobre él la China actual está tratando de redefinir su modelo estatal, porque China no es un estado federal, pese a sus Regiones Autónomas, a sus gobiernos provinciales (con iniciativa y poder) o a sus Regiones Administrativas Especiales. Tampoco es un país plurinacional, pese a sus 56 grupos étnicos o nacionales; no es un imperio ni un estado-nación. ¿Qué es China? Tal vez “Todo Bajo el Cielo”, pero desde parámetros modernos. En eso andan muchos intelectuales chinos hoy en día. La frase anterior, “Todo Bajo el Cielo Pertenece al Hijo del Cielo”, en sentido estricto significa que el Estado pertenece al Emperador, ese puesto hoy pertenece al Partido-Estado. Pero en un sentido más amplio, también real, significa que siempre en China todo ha pertenecido al Estado. Como dijimos anteriormente, una de las grandes ventajas del comunismo en China es que se está construyendo sobre la base de una sociedad que ya tenía un concepto comunal muy arraigado. En mis libros siempre señalo que la clave de la civilización china es la “autoridad aplicada sobre la comunidad”.

Estamos ante una sociedad que prima lo comunal sobre lo individual. Y siempre ha sido así. Para entender esto solo hay que comparar los efectos dramáticos de las colectivizaciones de Stalin, o los que se produjeron en zona republicana en nuestra guerra civil, con la pacífica, obediente y hasta feliz actitud del campesinado chino cuando Mao lanzó la campaña de colectivizaciones a partir de 1953. Pero China ha aprendido, China no muestra lo que cree que es mejor, sino lo que ella piensa que nosotros creemos que es mejor. China estudia a Occidente y busca las claves de su éxito. Las identifica y las imita. Una de las claves de nuestro éxito como civilización es nuestro modelo empresarial. China lo evalúa y copia esas formas empresariales, comerciales y políticas. Las formas, la apariencia, porque el fondo sigue siendo chino.

Se qué es difícil de entender, pero para ello podemos fijarnos en lo que ha pasado con Jack Ma, el todopoderoso ¿dueño? de Alibaba Group (AliExpress), una figura hecha a imagen y semejanza de Bezos y Amazon. Ahí está el modelo, ahí está la copia y al final Jack Ma era un gestor, no un verdadero Bezos.  Forma sin fondo. Al final, China. Al final, “Todo Bajo el Cielo Pertenece al Hijo del Cielo”. Pero no hay que confundirse: no es el comunismo que nosotros imaginamos, es otra cosa, es China.

¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

China es un pueblo con 5.000 años de historia y un Estado con 2.200 aproximadamente, pues la actual República Popular es la legitima heredera del Imperio Qin fundado por el Primer Emperador de China en el 221 a.C. ¿Qué significa eso? Que China tiene la capacidad de planificar a cien años vista, algo que aquí para nosotros es impensable, si no imposible.

¿Qué pensó el funcionario británico que consiguió el alquiler de los Nuevos Territorios de Hong Kong en 1898 por cien años? Que eso era para siempre, que Inglaterra había comprado Hong Kong para siempre. Sin embargo, los cien años pasaron y China seguía ahí e Inglaterra debió irse… para convertirse en una pequeña nota al pie de página de la Historia de China.

Nada me extrañaría que el Partido-Estado tenga planes para dentro de cien años. De hecho, muchas de las iniciativas actuales de China, como la Nueva Ruta de la Seda, están diseñadas para alcanzar su madurez en varias décadas hacia el futuro e incluso para ir configurando el mundo del mañana.

No sé dentro de cien años, pero la pregunta es si yo creo que dentro de 20 o 30 años el PCCh seguirá siendo el eje rector de la sociedad china, mi respuesta es que sí. Mientras el actual Estado chino sea capaz de mejorar la vida de sus ciudadanos y de dar la expectativa a las actuales generaciones de que sus hijos van a vivir mejor que ellos, el PCCh no verá amenazada ni puesta en cuestión su hegemonía. Y obviamente, China está ahora mismo aún en una fase de crecimiento económico y el Partido aún se muestra dinámico y abierto a nuevas ideas, pero siempre desde la perspectiva china.

Manuel Valencia, exembajador de España en China

Manuel Valencia, exembajador de España en China

"El Partido deja hacer en lo ideológico mientras no se cuestione su liderazgo"

Manuel Valencia, exembajador de España en China

"El Partido deja hacer en lo ideológico mientras no se cuestione su liderazgo"

Manuel Valencia fue embajador de España en Pekín entre 2013 y 2017. Anteriormente, dentro de la Carrera Diplomática, desempeñó numerosos puestos, entre ellos el de Director General de Relaciones Económicas Internacionales en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Actualmente, es vicepresidente de la empresa Técnicas Reunidas.

Este año se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?

A grandes rasgos: una primera fase revolucionaria, con control de Mao Zedong y con cambios bruscos y frecuentes de política; una segunda, institucionalizada, por Deng Xiaoping y sus seguidores con la coexistencia de PCCH con un capitalismo controlado especialmente en el sur y la costa; y una tercera con Xi Jinping con una presencia internacional importante y el ascenso de China a gran potencia.

El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XXI y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?

Ha triunfado porque al lado de errores, ha tenido éxitos como sacar de la pobreza a 500 millones de chinos y porque enlaza perfectamente con las características del poder, tal como la China milenaria y confuciana lo había entendido. Los fuertes acentos nacionalistas del PCCH actual solidifican su apoyo popular. Para los chinos el PCCH, por ahora, es una garantía respecto a un orden y equilibro en este gigantesco país continental, de convulsiones históricas.

Para los chinos, el Partido es, por ahora, una garantía respecto a un orden y equilibrio.

Manuel Valencia

¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?

La evolución es evidente si comparamos un país de bicicletas, uniformado y con retratos de Marx y Engels con la China actual. Lo esencial es que conserva un control omnímodo sobre China y los chinos. La diferencia fundamental es que apoyándose en el carácter práctico y la capacidad para los negocios de los chinos se ha adaptado a una economía dinámica, dejándolos hacer en lo económico mientras no se cuestione su liderazgo.

En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?

Ser del PC es estar en el poder de las cosas, sabiendo que en esos casi 100 millones de miembros hay un escalafón y jerarquía y que será inspeccionado y evaluado anualmente. PC es una meritocracia. La escuela central del Partido es una prueba de ello, ya que pasa por su filtro a los que parecen llamados a ascender en la jerarquía para llegar al Politburó y no digamos a su Comité Permanente. Hay que pasar por muchos puestos desde los más humildes a los más complicados y hacerlo bien. Llama la atención la casi ausencia de mujeres en los niveles superiores del mismo.

Llama la atención la casi ausencia de mujeres en los niveles superiores del Partido.

Manuel Valencia

Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?

No lo valoro. Es un hecho. A veces será útil (créditos, acceso a financiación de los 5 bancos que pertenecen al estado, etc..) y otras veces no. Es difícil hacer predicciones, pero creo con el mandato de Xi que por unos años más el PCCH seguirá integrado a todos los niveles en la sociedad de China.

¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

Esa es la pregunta del millón que les gustaría saber en Washington. No tengo respuesta. La apuesta americana y europea por la progresiva flexibilización
política china que se hizo con la entrada en la OMC en 2001 no ha funcionado. No sabemos qué efecto tendrá en la sociedad china su progresiva prosperidad que sigue alcanzando. Será apasionante seguir este fenómeno.

Isidre Ambrós, periodista y excorresponsal en China

Isidre Ambrós, periodista y excorresponsal en China

"Los dirigentes han analizado la caída de la URSS y tienen muy presentes aquellos acontecimientos"

Isidre Ambrós, periodista y excorresponsal en China

"Los dirigentes han analizado la caída de la URSS y tienen muy presentes aquellos acontecimientos"

Isidre Ambrós es periodista. Entre 2008 y 2018 fue corresponsal en China para el diario La Vanguardia. Acaba de publicar el libro «La cara oculta de China», en el que analiza la sociedad del país acercándose al día a día de los chinos.

Este año se cumple el primer centenario del Partido Comunista Chino. De manera muy resumida, ¿por qué etapas, a grandes rasgos cree que ha pasado el Partido durante este siglo de andadura y qué ha definido a cada una de las mismas?

A lo largo de sus cien años de historia, el Partido Comunista de China (PCCh) ha atravesado por diversas y muy diferenciadas etapas. En la práctica, sus primeros treinta años los pasó empuñando las armas. Primero, en una guerra civil contra los nacionalistas del Kuomintang liderados por Chiang Kai Shek, en una contienda que se desarrolló antes y después de la Segunda Guerra Mundial y que concluyó con la proclamación de la República Popular de China por parte de Mao Zedong en octubre de 1949. Y luego, contra las tropas japonesas hasta 1945.

Una vez proclamada la República Popular china, el partido ha sufrido enormes transformaciones en su concepción ideológica y en su forma de dirigir el país.

Con Mao al frente, el PCCh vivió su época más convulsa. El “Gran Timonel” lideró una revolución con amplias masas de campesinos, que eran la mayoría del pueblo chino. Fue una etapa de fuerte confrontación ideológica, el colectivismo y la renuncia a los incentivos materiales. Fueron años de grandes purgas, con las campañas del Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, que se saldaron con millones de muertos y que finalizó con la muerte de Mao en 1976.

A esta época siguió, en los años 80, la etapa modernizadora de Deng Xiaoping, que introdujo los elementos del mercado, la apertura al exterior y el famoso “socialismo con características chinas”. Con el denominado “Pequeño Timonel” China dio los primeros pasos hacia lo que es hoy: una gran potencia económica.

El Partido Comunista vivió otro momento importante entre los últimos años de la década de los noventa y los primeros de este siglo, Fue la etapa en que su líder, Jiang Zemin decidió abrir las puertas de la organización comunista a los empresarios privados y a las profesiones liberales. Era, en definitiva, el reconocimiento de la iniciativa privada.

Y, Finalmente, ahora, con Xi Jinping, el PCCh vive otro momento de transición a un Estado bajo el imperio de la ley, que pretende acabar on la corrupción, lucha por estimular el consumo interno (¡Quien se lo hubiera dicho a Mao!) y liderar la innovación tecnológica mundial. Unos objetivos que tienen como objetivo final que China vuelva a ser el Imperio del Centro de antaño, pero con un líder comunista por emperador.

El Partido Comunista Chino es una rareza en tanto que uno de los pocos partidos comunistas, no el único, pero sí uno de los pocos, que ha conservado el poder tras la gran eclosión del comunismo a mediados del Siglo XXI y su posterior declive. ¿Por qué ha triunfado donde otros han fracasado? ¿Mérito propio, circunstancias históricas, una combinación de ambos factores?

Ha triunfado por su capacidad de adaptación, por su pragmatismo. Sus líderes han tenido la habilidad de analizar con frialdad los acontecimientos y hacer encajar -a veces por la fuerza- la realidad de los hechos con sus necesidades y objetivos. Sus dirigentes han leído y analizado hasta el último detalle la caída de la Unión Soviética y el fracaso del PCUS y tienen muy presente aquellos acontecimientos. Consideran que el derrumbe soviético les ha confirmado sus análisis acerca de que la democratización política liberal aceleraría el colapso del régimen de partido único en lugar de fortalecerlo y que el crecimiento económico puede proporcionarles legitimidad política y asegurar la supervivencia del régimen.

¿Qué diferencias hay entre el Partido Comunista Chino de hoy y el de, digamos, hace 50 años? ¿En qué ha evolucionado? ¿Qué aspectos mantiene como esenciales?

Unas diferencias enormes. Cincuenta años atrás, el Partido Comunista chino estaba sumido en una lucha sin cuartel, donde todo el mundo sospechaba del vecino y Mao desconfiaba de todos. Eran los años de la Revolución Cultural, las purgas, el culto al líder y un país cerrado a cal y a canto.

Ahora, en el 2021, el Partido lidera la segunda potencia mundial y aspira a desbancar a Estados Unidos como la nación más poderosa del planeta. Gobierno al país con un pragmatismo total y se estimula el consumo por encima de todo.

¿En que ha evolucionado? En que en la práctica se ha abandonado toda ideología y se ha abrazado un capitalismo de Estado que impulsa el consumo igual que en París o Nueva York.

En la práctica, se ha abandonado toda ideología y se ha abrazado un capitalismo de Estado.

Isidre Ambrós

¿Qué se mantiene? Entre otras cosas, el culto al líder, que había disminuido, pero que con Xi Jinping ha vuelto a los tiempos de Mao. Y un enorme control político y social de la población. Nadie puede sobresalir por encima del Partido y de sus líderes, ni siquiera los grandes empresarios, que tienen que estar en línea con las directrices de la organización.

En la actualidad, el Partido Comunista Chino sigue creciendo en número de miembros, aproximadamente un 20% en el periodo 2008-2019, y empieza a acercarse a la cifra de 100 millones. ¿Qué supone para un ciudadano chino de hoy unirse al Partido? ¿Se une por motivos ideológicos o prácticos?

Para un ciudadano chino unirse al Partido siempre ha significado, y aun hoy lo significa, garantizarse un futuro. Lo ven como un trampolín para sus aspiraciones sociales y económicas.

Sin embargo, no es fácil entrar. A medida que el país es más poderoso, los dirigentes del Partido son más exigentes con aquellos que quieren afiliarse. Tras asumir el liderazgo de la organización Xi Jinping advirtió que los militantes comunistas debían ser ejemplares y los más cualificados. Una reflexión que ha llevado al PCCh a buscar cada vez más a sus futuros miembros en las universidades más reputadas del país.

No obstante, aún hay muchos jóvenes que, al pragmatismo de asegurarse su futuro, suman un cierto orgullo patriótico al hecho de afiliarse a la organización que dirige y “hace grande” a su país. El pueblo chino es muy nacionalista, le reconforta observar que su país es respetado en todo el mundo y le gusta presumir que él forma parte de esa maquinaria de poder.

Hay muchos jóvenes que suman un cierto orgullo patriótico al hecho de afiliarse a la organización que dirige y "hace grande" su país.

Isidre Ambrós

Una cuestión llamativa en la China contemporánea es la interacción entre el Partido Comunista y las empresas privadas, de las que la gran mayoría tiene una célula del Partido en su estructura organizativa. ¿Cómo valora la adopción de este «capitalismo de Estado»? ¿Continuará el Partido Comunista Chino insertándose en la economía del país en todos sus niveles?

La realdad es que las células del PCCh no existen tan solo en las empresas chinas. Desde que Xi Jinping gobierna el país, la presencia de estas células también empieza a proliferar entre las compañías extranjeras. Se trata de un movimiento que se va extendiendo de forma paulatina. Es una forma de advertir al inversor extranjero acerca del poder omnímodo del Partido y, por otro lado, la manera de asegurarse información fiable acerca de compañía.

Considero que el capitalismo de Estado es en realidad el auténtico engranaje que hace funcionar, que sostiene, la economía china y podríamos decir que es la alternativa de Pekín al sistema capitalista occidental.

Hasta ahora, este modelo ha dado estabilidad y bienestar a la sociedad china, así que con toda seguridad el Partido continuará interviniendo, insertándose en todos los aspectos de la economía del país con el fin de garantizar esa paz social que tanto preocupa a los dirigentes del Partido, Una fórmula que les legitima a su vez para continuar en el poder, al tiempo que prosiguen su escalada hacia el liderazgo económico mundial, para satisfacción de los chinos. Una ecuación perfecta, mientras cuadren los números.

¿Cuáles son las perspectivas del Partido? Quizás es imposible hacer un ejercicio de proyección a 100 años vista, pero ¿cómo se imagina al Partido Comunista Chino y su posición en la Sociedad dentro de 20 o 30 años?

Las perspectivas del Partido son perpetuarse en el poder. Y para ello debe asegurarse su legitimidad al frente del país, lo que pasa por satisfacer las exigencias de la sociedad china, que cada vez reclama más seguridad económica y más prestaciones sociales y educativas. Unas reivindicaciones que obligan a los líderes comunistas a seguir modernizando el país para mejorar su competitividad internacional y convertirlo en la potencia más poderosa del planeta, al tiempo que suministran más bienestar a sus ciudadanos.

También me los imagino intentando lograr la anexión pacífica de Taiwan para celebrar en el 2049 el centenario de la Gran China unificada. Una celebración muy especial para la organización comunista.

Y también me imagino al PCCh convertido en la maquinaria de poder de la principal potencia mundial y a sus dirigentes buscando fórmulas para ejercer ese liderazgo planetario al tiempo que intentan justificar que no quieren imponer sus ideas al resto del mundo. Un ejercicio difícil, porque seguramente impondrá su superioridad, pero no seducirá. China tiene aliados, pero no tiene amigos y es difícil que los tenga.

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