La escritora Anne-Hélène Suárez fue galardonada, el pasado mes de septiembre, con el Premio Nacional de Traducción 2021 por sus traducciones de obras clásicas chinas. Sinóloga de formación, se graduó en la Universidad de París VII. También pasó por la Universidad de Pekín y, más tarde, se doctoró en la Universidad Autónoma de Barcelona. Por sus manos han pasado obras de algunos de los tótems del pensamiento y las letras de China, como el filósofo Confucio o el poeta Li Bai. También ha traducido obras de narrativa moderna, como las populares ¡Vivir! y Crónica de un vendedor de sangre, de Yu Hua. Hablamos con ella sobre el estado de la cultura china en España y la salud (y las perspectivas) de la enseñanza del mandarín en nuestro país.
Anne-Hélène Suárez. Fotografía de Carme Esteve.
¿Cómo valora el estado de la cultura china en España? En general, ¿se la conoce y aprecia?
La cultura china sigue siendo muy desconocida en España, donde no hay una tradición sinológica comparable a la existente en otros países europeos, americanos o asiáticos. A pesar de ello, es una cultura apreciada, particularmente en sus manifestaciones más antiguas y clásicas.
Usted tiene una larga trayectoria como sinóloga y traductora. En relación con la primera pregunta, ¿cómo ha evolucionado el interés por la cultura china en España desde que comenzó su carrera? ¿Hemos avanzado?
Sí, desde luego, hemos avanzado mucho. Cuando empecé, en 1978, prácticamente sólo se podía estudiar chino en la Escuela Oficial de Idiomas y, por aquel entonces, con un nivel muy bajo. Si uno quería hacer estudios de lengua y civilización chinas, tenía que ir a otros países. En mi caso, fui a Francia, a la universidad París VII (Jussieu). Ahora hay estudios de chino en varias universidades españolas.
Aun así, suelen ser estudios con poco énfasis en la lengua y la literatura, muy poco o nulo en el chino clásico -pese a que es la lengua en que está escrito todo hasta las primeras décadas del siglo XX- y, de un modo general, muy poco también en la civilización china. Por lo tanto, siguen estando lejos de poder compararse con los estudios chinos de otros países con verdadera tradición sinológica. Y lo que se publica en España en cuestión de literatura china, pensamiento chino, civilización china en general, ya sea en forma de traducción o de creación, va en consonancia.
Se habla mucho del chino mandarín como el idioma del futuro. ¿Está de acuerdo con esta apreciación?
Más bien diría que es un idioma con futuro. Es una lengua que me apasiona, no tanto por su futuro -que está ligado a la potencia sobre todo económica de China-, como por el acceso que da a su riquísima civilización. Pero, por ceñirme a su pregunta, sí, es un idioma con proyección al futuro, de eso no cabe duda.
Cuando empecé, prácticamente sólo se podía estudiar chino en la Escuela Oficial de Idiomas. Ahora hay estudios en varias universidades españolas.
Anne-Hélène Suárez, Premio Nacional de Traducción 2021
¿Cuál es el estado de la enseñanza del chino en España? ¿Hay una oferta suficiente en todos los niveles educativos? ¿Existe interés por parte de padres y alumnos?
A esto ya he contestado en parte en la segunda pregunta. Actualmente, en España, se enseña chino en muchos centros de todo tipo, desde las escuelas oficiales de idiomas hasta las universidades, generalmente en las facultades de filosofía y letras o en las de traducción. Pero es insuficiente, tanto en horas semanales como en diversidad de asignaturas complementarias que apuntalen esos estudios, que en su mayoría son de lengua moderna hablada, aunque incluyan escritura (generalmente simplificada).
Debería enseñarse, como ocurre en otros países, en colegios e institutos de enseñanza media, públicos por supuesto. Existe cierto interés, es indudable, pero el interés se crea también con una oferta docente de calidad, con más publicaciones, con más presencia del cine chino, con más manifestaciones culturales que vayan más allá de lo folklórico.
La cultura de un país es su tarjeta de visita, lo que hace que sea prestigioso o no.
Anne-Hélène Suárez, Premio Nacional de Traducción 2021
¿Cuál es el papel de la cultura en la diplomacia? ¿Un mayor conocimiento de la cultura china puede ayudar al conocimiento de China en otros ámbitos y, por tanto, a un mayor acercamiento con nuestro país?
La cultura de un país es su tarjeta de visita, mucho más que su potencia económica o militar. Es lo que hace que un país sea prestigioso o no lo sea. Desde luego, un mayor conocimiento de la cultura china se reflejaría en un mayor conocimiento de las demás facetas de ese país y en unas relaciones probablemente más próximas y fluidas.
La exposición «El sueño español de China, 1845-1945», concluyó su primera fase, en el Instituto Cervantes de Pekín, el pasado 30 de agosto. Este mes se espera que comience su segunda etapa, en la Biblioteca Miguel de Cervantes, de Shanghai. La muestra bebe del Archivo China-España 1800-1950, que desarrolla el grupo de investigación ALTER de la Universitat Oberta de Catalunya. Hablamos con los dos comisarios de la exposición, los historiadores David Martínez Robles y Xavier Ortells Nicolau, que repasan con nosotros la historia de los españoles en China en un siglo turbulento y determinante para el país asiático. Misioneros, empresarios, costureras, pelotaris y buscavidas de todo tipo conforman un relato apasionante que arroja luz sobre la España y la China de la época, así como la manera en la que ambas se relacionaron.
La exposición cubre el periodo que va entre 1845 y 1945. ¿Por qué esta horquilla de fechas?
David Martínez: no son fechas puestas porque sí. Esta exposición intenta plasmar algunos de los temas del Archivo China-España, cuya documentación coincide aproximadamente con este periodo. En 1845 ya ha tenido lugar la Primera Guerra del Opio, momento en el cual las relaciones de China con los países occidentales entran en una nueva era. Hasta entonces los ejes de esas relaciones habían sido los misioneros y el comercio, que se llevaba a cabo principalmente a través de las Filipinas, con el Galeón de Manila como máximo exponente, o a través de la vía portuguesa. A partir de 1842, con el final de la Primera Guerra del Opio y la firma del primer tratado desigual de Nanjing, las circunstancias cambian completamente. Es en torno a 1844 cuando llegan los primeros representantes españoles tras la Primera Guerra del Opio. Por otro lado, hacia 1945 cambian enormemente las circunstancias tanto en España como en China. Las relaciones diplomáticas con la China continental se rompen con la victoria del Partido Comunista Chino. La presencia de extranjeros en China pasa a ser mucho más testimonial.
Xavier Ortells: los libros que había sobre las relaciones entre España y China trataban principalmente sobre misioneros, grandes tratados sobre China escritos por españoles, traductores del chino, incluso sobre un proyecto español para conquistar China. La historiografía se centraba en los siglos XVI, XVII y XVIII (con la notable excepción de la obra de José Eugenio Borao). A partir de las Guerras del Opio llegan con fuerza los británicos, los rusos y los americanos, entre otros, y España pasa a ser un actor muy secundario. Como investigadores conocíamos ese vacío historiográfico y creíamos que no era normal, dado que se mantenía la presencia española en las Filipinas. Nuestra contribución ha sido llenar ese vacío.
“Nombres chinos de España en el siglo XIX. Pequeña Luzón, Gran Luzón y una forma moderna basada en la fonética del vocablo España.”Archivo China España, 1800-1950
David: y luego hay una no-fecha, que es el 1898. Se asumía que, para las relaciones entre España y China del XIX, la pérdida de Filipinas era como un agujero negro y que no habría nada significativo después del 98. Para nada: después del 98 la presencia de españoles se incrementa. La historiografía había supuesto que la pérdida de Filipinas había significado la pérdida de las relaciones con China, de modo similar a como la relación de España con China ya había perdido fuerza con el final del Galeón de Manila a inicios del siglo XIX. Por ello, el 98 es una no-fecha que conviene destacar porque no representa un cambio significativo.
Xavier: hay que destacar que hay un momento en el XIX en el que el interés de la corte imperial china por España es más por Filipinas, y eso queda reflejado incluso en el nombre. Están la Gran Luzón, nombre empleado para designar a España, y la Pequeña Luzón, para las Filipinas. El nombre moderno para España tarda en llegar y durante buena parte del XIX en China se refieren a ella en relación con las Filipinas.
¿Cuáles son los antecedentes de esta relación entre España y China? ¿De dónde veníamos?
David: España es, hasta el siglo XVIII incluido, uno de los países que tiene relaciones más directas, intensas y amplias con China. Junto a ella estaban también Portugal y Holanda, y sólo a finales del XVIII empiezan a tomar el relevo otros países como Inglaterra o Francia. Desde la llegada de españoles a mediados del XVI a las Filipinas existe una colonia española en Manila, y ello permite establecer una primera ruta comercial con la costa china, desde Xiamen a Manila, que se dirigía posteriormente hacia Nuevo México y desde allí llegaban alguos productos chinos a la Península.
Esta ruta permite no sólo la circulación de bienes, principalmente la plata americana que llega a China y todas las manufacturas que llegan a Europa desde China, sino también la circulación de personas, como es el caso de los misioneros. Estos se establecen, sobre todo, en la costa china, aunque algún jesuita español llega incluso a asentarse en Pekín, como es el caso de Diego de Pantoja. Estos son los antecedentes: relaciones marcadamente comerciales. Esto cambia, sobre todo, a partir del XVIII con la introducción en China de opio indio por parte principalmente de los británicos y, después, a principios del XIX, con el comercio masivo de esta sustancia, en el que España participa a través de algunos comerciantes privados. Y después llegan las Guerras del Opio en un contexto de expansión imperial británica: allí cambia totalmente la relación de China con los países occidentales.
Tras las Guerras del Opio, cambia totalmente la relación de China con los países occidentales.
David Martínez Robles, comisario de la exposición «El sueño español de China».
A partir de este punto de inflexión, ¿cómo pasan a relacionarse los países occidentales con China? ¿Quiénes eran los españoles que llegan a China a mediados del XIX?
David: sigue habiendo misioneros. Por ejemplo, los dominicos se mantienen en territorio chino desde el siglo XVII hasta el XX, aunque en un número relativamente pequeño. A partir de los años 1840 empiezan a llegar representantes españoles enviados desde Madrid para ver cómo puede beneficiarse España de la situación creada a partir de la Primera Guerra del Opio. Hay comerciantes de Manila que quieren aprovechar las nuevas circunstancias y establecer rutas comerciales directas con los puertos de China abiertos tras las Guerras del Opio. Esos tres perfiles, misioneros, diplomáticos y comerciantes, son los que están allí esos primeros años. El número es escaso, no son cifras muy importantes. Los más presentes siguen siendo los misioneros hasta bastante avanzado el XIX.
¿Cómo viven los españoles en China el inicio de las grandes turbulencias que acaban con el desmoronamiento de la estructura imperial en 1911-1912?
David: los españoles son más espectadores que protagonistas: en general informan, escriben, cuando vuelven a España hacen charlas sobre estos acontecimientos más turbulentos: la guerra sino-japonesa, el problema de los boxers u otros conflictos con los países occidentales. Son básicamente testimonios, a veces más cercanos y otros más lejanos. En algún momento hay alguna propuesta para intervenir como potencia imperial en China, pero no se lleva a cabo. España tiene una presencia secundaria, el papel de siglos anteriores ya se ha perdido. Hay españoles pero la presencia institucional es poco significativa, España no tiene concesiones en la costa china, por lo que la posición de los españoles es también menor.
Xavier: distintas órdenes misionales, como los agustinos, los franciscanos o los jesuitas, tenían procuraciones en ciudades como Shanghai o Wuhan, pero el verdadero trabajo misional lo realizaban en pueblos del interior, solos o en pareja, lo cual era peligroso, dado el clima de guerras y revoluciones, que a menudo toma un cariz xenófobo y anti-imperialista. Hay muchos casos de mártires. La percepción de la mayoría de españoles, que vive en Shanghai, es muy diferente. Desde la ciudad las turbulencias se viven como una molestia para el comercio. El cambio de siglo es un momento importante. Si bien se pierde la colonia filipina, la presencia española persiste y de hecho supone una élite económica y cultural. Pero muchos otros, atraídos por el dinamismo de Shanghai, que pasa a ser el nuevo centro económico de la región, se instalan en China. Desde entonces, y hasta los años 30, se incrementa la presencia de españoles a título individual, a medida que Shanghai explota económicamente.
Hay muchos españoles que, atraídos por el dinamismo de Shanghai, que pasa a ser el nuevo centro económico de la región, se instalan en China.
Xavier Ortells Nicolau, comisario de la exposición «El sueño español de China».
Algunos publican opiniones sobre los cambios sociales en la prensa anglófona local o incluso en la española. El punto de vista de la época era colonial e imperialista. La victoria de Japón contra Rusia en 1905 supone un trauma para la mentalidad imperialista de la época. Los occidentales empiezan a darse cuenta que la modernización asiática puede llevar, incluso, a que venzan en conflictos contra los europeos. Hay más dudas sobre la capacidad de los chinos. En la época de los gobiernos nacionalistas y de las guerras posteriores habrá colaboración, pero con la victoria comunista, que muchos no se esperaban, se produce la ruptura.
Xavier: Gaudencio Castrillo es una personalidad muy interesante, un misionero agustino a cargo de la procuración de Shanghai que se convierte en una suerte de bróker. En Shanghai se podía hacer mucho dinero, y los agustinos mueven mucho dinero e inversiones, en sectores como el inmobiliario, el caucho o el petróleo para financiar sus misiones del interior en la provincia de Hunan.
Hay otras dos personalidades, quizás las más conocidas. Por un lado, el arquitecto Abelardo Lafuente. El arquitecto Álvaro Leonardo ha trabajado mucho su figura, incluso en su tesis doctoral, y de hecho en Shanghai nuestra exposición se complementa con una muestra sobre Lafuente a cargo de Álvaro. Por otro lado está Antonio Ramos (sobre el que ha trabajado mucho el investigador Nacho Toro, de quien la exposición incluye un documental sobre Ramos). Los dos vienen de esta conexión con Filipinas. Lafuente diseña edificios que siguen a día de hoy en Shanghai. Para crearse una marca personal, diseña edificios de inspiración mozárabe, por ejemplo con ventanas lobuladas al estilo de la Alhambra. Antonio Ramos realizó las primeras proyecciones de cine en Shanghai y más tarde se convertirá en productor, e incluso invertirá en la construcción de cines, algunos diseñados por Lafuente.
“Membrete de la Ramos Amusement Co en el que se listan sus ocho cines”. Archivo China España, 1800-1950
Otro personaje interesante es Juan Mencarini. Trabajó en las aduanas imperiales de China, una institución impuesta por los británicos tras las Guerras del Opio para recaudar los aranceles del comercio y racionalizar el comercio internacional. Mencarini alcanzó un grado importante y llegó a ser comisionado de Xiamen (Fujian). Además, Mencarini fue historiador de la filatelia en Asia y uno de los impulsores de la fotografía en China, al participar en la creación de algunas de las primeras asociaciones de fotógrafos amateur. Él mismo fue fotógrafo, y sus imágenes circularon entre la comunidad extranjera y en la prensa española de la época. Es un antecesor de los especialistas en Asia oriental. Hasta entonces, quienes publicaban estudios sobre China en la prensa eran misioneros, diplomáticos o viajeros, pero sus estudios eran más rigurosos. Fue miembro de la Real Sociedad de Geografía y enviaba artículos académicos sobre la historia de China y Taiwán.
¿Era fácil buscarse la vida en la China de la época para un extranjero? ¿Había muchos dolores de cabeza en el aspecto burocrático?
Xavier: hoy, China es un estado soberano, pero en esa época, los españoles llegaban a concesiones internacionales, parcelas de ciudades como Shanghai, Tianjin o Hankou que China había sido obligada a ceder a los extranjeros. Llegar a Shanghai era como llegar a Londres, eso sí, con el toque exótico que le daban los chinos que se veían por la calle.
David: los testimonios que hemos leído no mencionan estos problemas, ni la problemática a nivel de adaptación burocrática ni un choque cultural. Ellos ven en China otra cultura, sí, pero con una mirada muy distinta a la actual, no pretenden integrarse. Lo que pretenden es rodearse de otros europeos, otros españoles, incluso tomar un vino de cuando en cuando en alguno de los establecimientos que los españoles tienen en el Shanghai de inicios de siglo XX, por ejemplo. De todos modos, hay casos muy contrastados. ¿Qué significa ser español en la China de esa época? Una parte muy importante de los españoles de este periodo son filipinos, de origen asiático. No son señoritos de buena familia llegados de Sevilla, Madrid o Barcelona. Esta parte de la comunidad española es de la que menos se escribe porque no fundan cines, no ocupan cargos ni son cónsules. En el otro extremo, hay otros españoles, peninsulares, que hacen fortuna y triunfan, y entre estos dos extremos podemos encontrar una gran diversidad de perfiles.
Hay algunos españoles que tienen una profesión y llegan a China para ejercerla, como Abelardo Lafuente, que es arquitecto. O Melchor Vela, que es músico y crea la primera banda municipal de la ciudad de Shanghai. Hay otros que van a buscarse la vida, como es el caso de Antonio Ramos, que llega allí con pocos recursos para buscar fortuna. En cualquier caso, la vivencia es muy distinta a la nuestra. En sus escritos destacan el problema que representa para ellos el clima, porque algunos enferman. Es el caso de algunos cónsules, que no ven en China un destino especialmente deseable. Ellos prefieren ir a Lisboa, Bruselas o Río de Janeiro antes que a China. Es un lugar donde algunos mueren por enfermedades o tienen que ir durante algunas temporadas a Manila para recuperarse de la disentería, el tifus y otras problemáticas similares. Pero el choque cultural no es tal porque viven en ciudades occidentales, las concesiones internacionales que se desarrollan al lado, pero aparte, de las ciudades chinas, a las cuales describen peyorativamente como sucias y poco atractivas. En cambio, por poner un ejemplo, a la concesión de Shanghai la ven moderna, mucho más incluso de lo que era España en aquel momento. Por otro lado, existen testimonios de mujeres españolas que van a trabajar en la industria textil, son costureras, pero no sabemos casi nada de ellas, aunque sin duda se trata de una vivencia muy diferente a la de otros miembros de la comunidad española.
Xavier: salvando las distancias, sería el Dubai de la época: un lugar donde se va a hacer dinero muy rápido. Shanghai es famosa en la época por el juego, la prostitución, el opio, una legislación laxa, cuanto menos…
Salvando las distancias, [Shanghai] sería el Dubai de la época: un lugar donde se va a hacer dinero muy rápido.
Xavier Ortells Nicolau, comisario de la exposición «El sueño español de China».
David: llama mucho la atención el caso de los pelotaris. Estos llegan durante los años 30 del siglo XX. Se trata de deportistas que llegan a una ciudad en la que se construye un jai alai y viven en un entorno europeo, occidental. Es un deporte que en aquel momento mueve mucho dinero, a través de las apuestas, en las que participan occidentales y chinos. Es gente que vive bien, que tiene buenos sueldos. Había un segundo frontón en Tianjin y se desplazan de uno a otro en avión. Invierten en negocios, abren restaurantes. Es, como decía Xavier, el Dubai de la época. Ejercen su profesión, se casan en algún caso con Miss Shanghai, pertenecen a la parte alta de la sociedad y ganan mucho dinero. Su experiencia contrasta con la del porteador del puerto, que suele ser filipino y que pertenece a un grupo social muy distinto al de los pelotaris.
Anuncio del frontón de Shanghai en la revista Zhonghua yuebao 中華月報 (Central China Monthly). Archivo China-España 1800-1950.
Xavier: en los años treinta se asocia a España con religiosos y pelotaris, porque es lo que más había. Delante del frontón abrieron un restaurante y lo llamaron Sevilla. Si el cónsul tenía que reunirse con alguien o había que montar una celebración lo hacía en el Sevilla.
¿Cómo es el fin del periodo? Tras la Segunda Guerra Mundial y una guerra civil en China, emerge como claro ganador el Partido Comunista, que funda la República Popular. Se acaba la China de las concesiones y surge otra alineada, por el momento, con el bloque soviético. ¿Cómo viven aquello los españoles en China?
Letra de la canción «¡Defended Madrid!», de Mai Xin. Archivo España China 1800-1950.
Xavier: antes de llegar a la República Popular ha habido algo que ha determinado mucho las relaciones entre China y España: la Guerra Civil española. El comunismo internacional verá un paralelismo entre la sublevación franquista y la invasión japonesa, que entenderá como eventos paralelos del auge del fascismo. En China, por ejemplo, se componen canciones revolucionarias que hablan de “resistir como Madrid”, en referencia al largo asedio de la capital española. El mismo Mao defiende que China necesita un Frente Popular como el español (el que ganó las elecciones del 36) para hacer frente a los japoneses.
Un compañero de nuestro grupo de investigación, Carles Brasó, está estudiando el caso de una serie de médicos que llegaron a España para unirse a las Brigadas Internacionales y que más tarde viajaron a China, que entendían como el siguiente escenario de la lucha contra el fascismo. En ambos lugares, fueron responsables de importantes avances médicos, como las transfusiones y ambulancias en el frente. Curiosamente, se los conoce como los “Spanish doctors”, aunque ninguno era español.
Cuando llega la República Popular, se rompen relaciones. Como todo el mundo occidental, Franco reconocerá la República de China (esto es, el gobierno de Chiang Kai-Shek en Taiwán), pero ya antes, durante la guerra, el gobierno chino había tenido dudas sobre quién suponía el gobierno legítimo de España. Algunos diplomáticos se declaran rápidamente representantes del Gobierno de Burgos, mientras otros son fieles a la República.
Para concluir, ¿qué os ha sorprendido más sobre la presencia española en China tras la labor de investigación que habéis realizado?
David: sin duda, la diversidad de personajes y perfiles de españoles que viven en China en aquel momento, más allá de unas pocas figuras más destacadas que se habían identificado. Sorprende ver que se trata de un volumen de residentes relativamente importante para un país sin concesiones. El número de españoles se mantiene entre los 300 y los 500 durante la primera mitad de siglo XX, lo cual es un volumen muy importante para un país sin concesiones.
Nos sorprendió la diversidad de personajes y perfiles de españoles en China en aquel momento.
David Martínez Robles, comisario de la exposición «El sueño español de China».
De hecho, entre los países que no poseen concesiones, España es el más destacado. Además, se trata de una comunidad no sólo relativamente amplia, sino también muy activa, especialmente a nivel de creación de empresas. Por ello es una comunidad significativa, modesta pero activa. Y que además tiene una dimensión plurinacional: encontramos judíos sefarditas que se nacionalizan españoles al llegar a China, españoles nacidos en la península, otros nacidos ya en Filipinas, filipinos con nacionalidad española, chinos nacionalizados españoles que en algunos casos tenían vinculación con Filipinas desde hacía décadas… se trata de una comunidad muy diversa, y esto nos sorprendió al empezar la investigación, es algo que no preveíamos.
Xavier: quizá, y esto daría para otra exposición, nos sorprendió el número de ciudadanos chinos que había en España en el primer cuarto del siglo XX. Hubo incluso un torero, Vicente Hong, que llegó desde México y toreó en distintas plazas. En las Ramblas de Barcelona y en Madrid era habitual ver a chinos vendiendo collares de bisutería. En la década de los 10 hay un grupo de curanderas que circula por toda España. Los diplomáticos chinos tienen Legación en Madrid y están presentes en la vida social y diplomática, actos a los que naturalmente acuden con trajes tradicionales.
David: hay también circos, sabemos de trabajadores en las minas de Río Tinto… Las interacciones en este periodo son bastante sorprendentes y esto genera imágenes, literatura, música y noticias en los periódicos. La imagen que tenemos de este periodo no se ajusta a la realidad. La presencia de China en los medios de la época es mucho más amplia de lo que imaginamos. De 1870 en adelante los periódicos españoles incluyen noticias de China de manera habitual y con el fin del imperio y el nacimiento de la República China, hablan a diario de China y se menciona a los políticos chinos con casi la misma normalidad con que hoy hablamos de Xi Jinping.
Alicia García Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico en NATIXIS, Senior Fellow en Bruegel e investigadora senior asociada del Real Instituto Elcano, analiza las implicaciones económicas y geopolíticas de la reciente firma del Asociación Económica Integral Regional (RCEP) en un Webinar organizado por Casa Asia, y las Fundaciones Consejo España Japón; España China; España Australia, con la colaboración de Política Exterior. El encuentro contó con más de 100 asistentes.
El Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), fue firmado el pasado día 15 de noviembre de 2020 después de ocho años de negociaciones. Se trata del Tratado de Libre Comercio (TLC) más grande del mundo, dando cobertura a un mercado de 2.200 millones de personas, aglutinando el 30 % de la población mundial y casi el 30% del PIB mundial. Agrupa a los 10 miembros de la ASEAN (Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam) y a los cinco socios del TLC de este bloque (China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda).
Según la economista Alicia García Herrero, el acuerdo, aunque poco ambicioso en lo comercial – básicamente se trata de un acuerdo de primera generación que reduce aranceles-, es extremadamente significativo desde el punto de vista geopolítico. Supone una señal clara de un creciente proceso de integración regional exclusivamente asiático, a diferencia del malogrado TPP, Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que pretendía unir las dos cuencas – asiática y americana – del Pacífico, impulsado por EEUU y sin participación china.
La retirada de EEUU, país patrocinador del TPP, con la llegada de la Administración Trump, dejó un vacío de liderazgo que China ha sabido aprovechar, reimpulsado la conclusión del RCEP. El contexto de crisis económica generada por la pandemia del Covid19, y la necesidad de las economías asiáticas de buscar estímulos para el crecimiento económico, han favorecido, sin duda, la conclusión del acuerdo, que marca la pauta de futuro en la región asiática, según la experta. “Asia no espera a Biden”; EEUU y Europa se quedan así lejos de los grandes acuerdos comerciales en una región, que está llamada a ser la que experimente mayores crecimientos económicos en los próximos años.
“El RCEP es un acuerdo más político que económico y China es el gran ganador, sin duda”. Con unas expectativas de crecimiento económico del 8% para 2021, dato que debe ser valorado en el contexto global de crisis global, China apuntala su posición como centro de las cadenas de valor en Asia. Prueba de ello es que en 2020 se produjo un notable incremento de la inversión extranjera en dicho país, precisamente debido a esta expectativa de crecimiento que ofrecen pocos países en la actualidad. “El acuerdo lanza la señal de que el poder económico en Asia es de China, aunque ahora mismo se beneficien más Japón y Corea. Desde un punto de vista de dependencia económica, aumentará la gran dependencia del resto de países del sudeste asiático de China. Es un juego de integración a largo plazo”, según la economista.
A la pregunta de en qué claves debe leer Europa este acuerdo, y cómo debe impulsar su acceso a la región, la economista argumentó que la UE debe abandonar “la idea romántica” de una vuelta al multilateralismo con la llegada de la administración Biden, recordando que Obama ya planteó el TPP sin Europa. Europa debe ser más ambiciosa en la región y optar por grandes acuerdos comerciales. Una opción sería negociar un acuerdo de libre comercio con India, que decidió quedar fuera del RCEP por temor a la competencia del sector manufacturero chino, aunque puede solicitar sumarse con posterioridad. Otra, intentar negociar algún gran acuerdo con ASEAN, o incluso sumarse al CCPTPP, acuerdo heredero del TPP impulsado por Japón, con 11 países signatarios, entre ellos, Vietnam, Malasia, Singapur, Australia y Nueva Zelanda.
En todo caso, la experta abogó por el desarrollo de una política propia de la UE hacia Asia que defienda sus propios intereses, ante la previsible expectativa de EEUU de atraer a Europa hacia sus posiciones respecto a China. En ese sentido, Alicia García Herrero subrayó la necesidad de que Europa fortaleza su posición negociadora frente a China. Para ello, consideró imprescindible dotarnos de independencia tecnológica en las tecnologías y capacidades más estratégicas para el futuro desarrollo económico, como en Inteligencia Artificial, 5G, semiconductores, etc. Matizó que “no se trata de proteccionismo”, sino de poder mantener la renta per cápita Europa gracias a sectores de alto valor añadido, como los de tecnología industrial, y el sector servicios asociados a esas industrias, que es donde van a observarse las mayores tasas de productividad. Europa necesita una política industrial que apueste por la innovación. “Aunque no existiera competencia estratégica entre EEUU y China, Europa tendría que intentar ser independiente tecnológicamente en su propio interés”. La economista concluyó su intervención subrayando la necesidad de Europa de buscar grandes mercados, como India, y grandes acuerdos comerciales regionales en Asia.
Escanea este código QR para entrar en el canal de WeChat de la Fundación
Resumen de privacidad
En Fundación Consejo España China utilizamos cookies, propias y de terceros, de personalización para mejorar la calidad del producto o servicio ofrecido; de análisis para medir la audiencia y analizar el comportamiento de los usuarios; y de publicidad comportamental para ofrecer publicidad personalizada a partir de los hábitos de navegación de los usuarios (por ejemplo, páginas visitadas).