Los centros del Instituto Cervantes en Pekín y Shanghái comenzaron a reanudar su actividad de manera paulatina con la incorporación presencial de algunos de sus trabajadores. Una docena de empleados de la sede de la capital han vuelto a sus puestos, si bien el centro se mantiene aún cerrado al público. En el centro de Shanghái, por su parte, la Biblioteca Miguel de Cervantes ya abre dos días a la semana, atiende previa cita y los socios de la biblioteca pueden devolver y pedir prestados libros.
Son los primeros pasos del Instituto Cervantes para volver a una relativa normalidad en China, el país donde estalló por primera vez la crisis del coronavirus a finales de 2019. Pekín y Shanghái tenían prevista su reapertura el pasado 31 de enero, una vez concluidas las vacaciones del Año Nuevo en China, pero se tuvo que retrasar por la grave emergencia sanitaria que después se extendió por todo el mundo.
Según señala el Instituto Cervantes en una nota, ambos centros han implantado todas las medidas higiénicas y de prevención indicadas por las autoridades locales: limpieza, ventilación y desinfección tanto de los espacios de trabajo como del material, así como indicaciones y exigencias en cuanto a turnos, horarios, número máximo de personas que permanecen en el centro simultáneamente, distancia de seguridad, etc.
Por lo que respecta a la sede de Pekín, la enseñanza de español pasó a realizarse online a través de la plataforma Zoom. A corto plazo, el centro prevé seguir reforzando las clases por internet para compensar la docencia presencial suspendida. Su biblioteca, que lleva el nombre de Antonio Machado, se prepara para su próxima apertura al público con garantías de seguridad, siguiendo las recomendaciones de la Biblioteca Nacional de China.
En cuanto a la sede de Shanghái, los trabajadores que ya realizan su labor de forma presencial se centra en el funcionamiento administrativo interno, si bien la biblioteca ha empezado a recuperar el servicio de préstamo y devolución por los socios.