El crecimiento de la población a nivel mundial y el aumento de consumo energético han despertado el interés de la investigación científica en nuevos materiales alternativos de almacenamiento de energía. La Universidad de Córdoba, en colaboración con la universidad china de Xiamen y el Instituto Tecnológico de Wentworth (Bostón, EE. UU), ha diseñado recientemente un nuevo tipo de batería más sostenible a partir de residuos de pescado. La investigación, financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y con fondos de becas Erasmus Mundus, ha estado desarrollándose durante dos años y surgió a raíz de una colaboración internacional en 2015 entre la Universidad de Córdoba y de Xiamen (China).
Tan solo en China se producen alrededor de 59 millones de toneladas de pescado al año, de las cuales, el 58% no se consume como alimento y termina convirtiéndose en basura biológica. Ahora, el nuevo trabajo ha conseguido aprovechar distintas partes de la Tilapia (recogidas el puerto de Shapowei), un pescado común de cuyos desechos – vísceras, cabeza, escamas y aletas- ha sido extraído el colágeno para su uso en sistemas de almacenamiento de energía.
Se trata de la primera vez en la que el colágeno de los residuos de pescado se emplea para su uso en baterías, pero este material, no obstante, ya había sido utilizado anteriormente en otros sectores de la industria. Los residuos de pescado son ricos en nitrógeno, oxígeno, hidrogeno o carbono, elementos, especialmente este último, útiles en baterías debido a su electronegatividad, naturaleza estable y estabilidad térmica.
Concretamente, el estudio ha experimentado con baterías de litio, utilizadas a escala mundial, y con dispositivos de sodio y magnesio, dos de los principales candidatos llamados a sustituir a un litio concentrado en pocos países y cuya disponibilidad podría escasear en el futuro. Según las conclusiones del estudio, los valores de capacidad alcanzados en los tres casos son muy similares, e incluso superiores en algunos rangos, a los obtenidos con otros materiales sintetizados por vía química, con la ventaja de que, en esta ocasión, el ánodo de la batería proviene de un material sostenible y que a menudo suele convertirse en millones de toneladas de desecho.