7 de julio de 2022

Episodio 4

China y la diplomacia del agua

Águeda Parra, analista del entorno tecnológico y geopolítico de China

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Este texto es una transcripción, resumida y editada, del episodio 4 del podcast «Descifrando China», titulado «China y la diplomacia del agua». Hablamos sobre el desafío de dar de beber a 1.400 millones de chinos y sobre los equilibrios diplomáticos en torno al llamado «oro azul». Con Águeda Parra, analista del entorno geopolítico y tecnológico de China y editora de la newsletter China GeoTech.

Pregunta: En un artículo reciente apuntas que China, con una quinta parte de la población mundial, sólo dispone del 6 por ciento del agua dulce del planeta. ¿Está en riesgo la seguridad hídrica de China a medio plazo? ¿Y por qué se trata de una prioridad nacional?

Águeda: China está afrontando un verdadero panorama de escasez de agua. Es una complejidad añadida a su objetivo de garantizar el desarrollo hasta convertirse en una economía avanzada. Tiene que seguir completando un proceso de urbanización que lleva años ejecutando y, al mismo tiempo, mejorar los estándares de vida. Por lo tanto, esto genera una necesidad de seguridad hídrica, que se ha convertido en una prioridad nacional.

En un contexto global para ver la magnitud del desafío, a los poco más de 2.000 metros cúbicos de agua potable de los que dispone cada chino, tenemos una ratio cinco veces superior en Estados Unidos y, en el caso de Canadá, tienen más de 79.000 metros cúbicos por persona.

Pregunta: Este es un problema con una importante variable de desigualdad regional. China necesita transportar agua desde su suroeste, con más recursos y menos poblado; hasta el noreste, tremendamente árido y muy poblado. ¿Cómo ha afrontado este reto Pekín en las últimas décadas? ¿Cómo lo afronta hoy?

La seguridad hídrica se ha convertido en una prioridad nacional para China

Águeda Parra, analista del entorno geopolítico de China

Águeda: China tiene una distribución de la población muy desigual. Las zonas costeras y del norte son las que aglutinan más población. Están alrededor de las 15 provincias más pobladas y, al mismo tiempo, las más áridas. Sin embargo, las provincias del interior son las menos pobladas y las que están más cerca de los cauces de los grandes ríos. China ha tenido que emprender un reto titánico de transporte de agua hacia el norte, donde se concentra apenas el 20% de los recursos de agua dulce. Este proyecto tiene un nombre propio: el trasvase de agua sur-norte.

A todo este reto hídrico que ha ido afrontando China en en estas últimas décadas se le suman los compromisos de neutralidad del carbono. Es un reto añadido, no sólo aportar agua sino también energía mediante centrales hidroeléctricas. En este sentido, China sigue construyendo presas, un campo es en el que es líder mundial, con más de 3.800 presas. Son dos veces más de las que tiene Estados Unidos y cinco veces más de las que tiene India, con un número de población similar y en la misma zona, con los mismos retos hídricos.

China es líder mundial en presas, con cinco veces más de las que tiene India, con una población similar

Águeda Parra, analista del entorno geopolítico de China

Pregunta: ¿Cómo casa este desafío con la creciente urbanización de China? En estos momentos aproximadamente un 65% de la población china vive en zonas urbanas, con los problemas de abastecimiento de agua que ello conlleva. Esta es una una tendencia que, si atendemos a los planes del gobierno chino, no va a hacer sino incrementarse. ¿Qué pasará con el agua cuando tres cuartas partes de la población china viva en ciudades?

Águeda: China ha ido afianzando su proceso de urbanización a un ritmo de un punto porcentual anual. Esto supone alrededor de 220 millones de personas que van tensionando los recursos hídricos. Cuando lleguemos al 75 por ciento de la población urbana, que debería ser en torno a 2035, la seguridad hídrica irá en el sentido de más demanda de agua y de energía.

China ya ha empezado a incorporar estas necesidades dentro de su plan socioeconómico, los Planes Quinquenales. Ya se incorpora el desarrollo de capacidad hidroeléctrica, la segunda fuente de energía más importante del país, con una nueva presa en el entorno del río Brahmaputra. Esto puede complicar la gestión de los intereses hídricos de los países de la región. Es una zona en la que la gestión de las aguas transfronterizas es un tema importante a tratar.

Una nueva presa en el río Brahmaputra puede complicar la gestión de los intereses hídricos regionales

Águeda Parra, analista del entorno geopolítico de China

Pregunta: China tiene una dificultad extra a la hora de abordar el reto hídrico: su compromiso de alcanzar la neutralidad del carbono para 2060. En este sentido, China es una referencia mundial en energía hidroeléctrica, pero a priori necesitará incrementar su potencia instalada a medida que más población vaya incrementando su estándar de vida y, por tanto, sus necesidades energéticas. ¿Cómo se relaciona esto con el desafío de dar de beber a todos los chinos?

Águeda: Por ahora, las perspectivas parecen bastante buenas. Tenemos que tener en cuenta que China es una gran potencia en el tema de generación hidroeléctrica pero, en general, tiene un gran poder hidrohegemónico. También es líder en capacidad instalada y en nuevos proyectos. Si sólo tomamos en cuenta los datos de 2020, dos terceras partes de la nueva capacidad hidroeléctrica instalada en el mundo han pertenecido a China.

China ya representa una cuarta parte del total de la capacidad hidroeléctrica instalada a nivel mundial. Si lo comparamos con otros países, supera en tres veces a la de Brasil y a la de Estados Unidos; en cuatro veces a la de Estados Unidos y en siete veces a la de India. Teniendo las mismas necesidades de acceso de agua a una población muy grande y los desafíos del cambio climático, la comparación entre China e India es destacable.

Pregunta: ¿Podrías dibujarnos un esquema de este tablero geopolítico? ¿Qué papel juega el agua en las relaciones de China con sus vecinos del oeste y del sur?

Águeda: Toda la zona del Tíbet es donde surgen los grandes ríos de Asia. Fluyen por once países, por lo que tienen una complejidad transfronteriza importante. Abastecen de agua a más de 1.600 millones de personas. Aquí nace el Brahmaputra, que después pasa por India y Bangladesh; y también el Mekong, que pasa por Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam.

Tenemos una nueva configuración del esquema geopolítico desde el punto de vista de los recursos hídricos. Esto genera mucha más tensión a la complejidad del entorno. Será necesario fomentar una diplomacia activa en este terreno. Los desafíos son muchos para todos los países, y todos tienen sus propias ambiciones en materia de seguridad hídrica. Hay que tener en cuenta que China es el origen de estos dos grandes ríos, y toda la gestión aguas arriba influye en las actividades de agricultura y pesca aguas abajo.

Estas complejidades se suelen gestionar mediante tratados y acuerdos. China tiene múltiples acuerdos, pero hay dos excepciones: India y Bután. Incluso en estos casos, se sigue el principio que marca las Naciones Unidas de uso equitativo y razonable. A medida que el cambio climático vaya planteando nuevos desafíos, esto requerirá que se mantenga una buena sintonía para evitar inestabilidades.

Todos los países de la zona tienen sus propias ambiciones en materia de seguridad hídrica

Águeda Parra, analista del entorno geopolítico de China

Pregunta: ¿Qué significa, exactamente, un uso equitativo y razonable de un curso de agua? En el caso concreto del Mekong, China tiene un acuerdo con el resto de países por los que transcurre el río.

Águeda: Hay una convención de las Naciones Unidas sobre los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación. Es de 1997 y aboga por el uso equitativo y razonable de los recursos: que ninguno de los países de los cursos altos de los ríos haga un uso que pueda perjudicar a los deltas y las actividades de pesca y agricultura de los países de abajo.

En el caso del Mekong, tiene su propio acuerdo, de 1995, en el que China tiene la autoridad legal para realizar ese uso razonable y equitativo. Esta compartición de recursos hace depender de esta gestión de China a más de 60 millones de personas que se dedican a las actividades de pesca y agricultura. Siempre ha habido buena sintonía. Las situaciones puntuales se han ido resolviendo bien.

Pregunta: Y para finalizar, ¿cómo ves el panorama para China, y a nivel regional, a medio y largo plazo? Parece plausible que la competición por un recurso tan valioso como el agua genere algunas tensiones. ¿Hay riesgos de que estas tensiones puedan desembocar en algo más grave?

Águeda: El acceso al agua, que por algo se conoce como «oro azul líquido», es el mayor de los desafíos globales que afrontarán todas las economías en los próximos años, porque los efectos del cambio climático ya son globales. Aquellos países están bajo una situación de escasez de agua van a tener que redoblar sus esfuerzos.

Dentro de las complejidades de las áreas transfronterizas, siempre hay quejas por decisiones que pueden provocar falta de agua o inundaciones. Al final, la gestión que se ha hecho por el uso equitativo y responsable, y por la diplomacia activa que están manteniendo los países implicados, han hecho que no desemboquen en una guerra del agua. Ni siquiera en el caso de India, con el que China no tiene acuerdos en cuestión de recursos hídricos y con quien tiene una situación fronteriza compleja; ni siquiera en estos momentos de tensión geopolítica se ha visto afectada la gestión de los recursos hídricos.

Sí es verdad que, en todo este período que sufre Asia de grandes sequías por un lado e inundaciones por otro, va a crearse una tensión añadida que todos los países en conjunto van a tener que gestionar, con mecanismos multilaterales y diplomacia.

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