Este texto es una transcripción, resumida y editada, del episodio 7 del podcast «Descifrando China», titulado «El gran decoupling: China, el fin del COVID y el comercio global». Hablamos sobre el futuro de China como gran centro del comercio global. Con Rafael Cascales, presidente ejecutivo de la Asociación Española de Profesionales de Comercio Exterior (ACOCEX).
El riesgo de decoupling
Pregunta: El decoupling, que podríamos traducir como desacoplamiento, se ha convertido en una de las palabras de moda, en jerga económica, en los últimos años. Principalmente para referirse a China, donde muchas voces hablan de un progresivo alejamiento de lo que podríamos llamar Occidente. Hablando de comercio, y en el caso de España, ¿es posible desacoplarse de China? ¿Sería deseable?
Respuesta: La respuesta corta es no y no, pero hay que poner algo de contexto. La OMC cobró fuerza hace 20 años con la adhesión de China. Lo que hemos visto en este periodo es el auge y crecimiento de China al abrigo de un incremento comercial brutal con el resto del mundo. Ahora, hace más bien desde hace una década, el bloque occidental se ha dado cuenta de que ese sueño de un mundo unido, cohesionado y armonioso no puede ser real.
Y no puede ser real porque China no ha convergido como el bloque occidental pensaba, y esto crea conflictos. De ahí esta posibilidad de un decoupling. Yo no lo veo posible desde el punto de vista español, ni tampoco europeo. La UE es la menos interesada del mundo en la desglobalización. Estados Unidos es más capaz y está mejor preparado para un escenario de aislamiento de bloques, pero Europa no. Y España tampoco. Hemos sufrido un periodo de desindustrialización que nos ha privado de herramientas para poder luchar en un mundo desglobalizado.
Estados Unidos está mejor preparado que Europa para un escenario de bloques
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
Por tanto, ni es deseable ni creo que sea posible. Por la propia voluntad europea y la propia voluntad china, cuyo principal socio comercial es la Unión Europea. Este decoupling es una herramienta de negociación para intentar que China juegue dentro de unas normas mundiales, que lo está haciendo. Juega con las reglas de la OMC, pero es que quizás la OMC no estaba pensada para acoger un elemento de la magnitud de China en cuanto a temas como el control estatal.
También querría mencionar algo que le escuché a Alberto Lebrón, investigador de la Universidad de Pekín: el decoupling forzoso que Estados Unidos está promoviendo de Europa, y en concreto de Alemania, con China. A nivel comercial e industrial, y en el caso de Rusia, energético. Este último ya está ocurriendo, y estamos viendo que es un desapego brusco y muy poco deseable, pero es lo que hay. También Estados Unidos es el primer interesado en provocar este decoupling de transferencias tecnológicas e industriales de Alemania con China. Este es el tablero en el que nos movemos ahora.
El riesgo de tener dependencias
Pregunta: Si algo hemos aprendido con la pandemia y con la guerra de Ucrania es que no es bueno tener dependencias excesivas de ningún país. ¿Depende España demasiado de China?
Respuesta: Las dependencias en exceso no son deseables, pero hemos vivido un periodo de bonanza, en los últimos 20 años, que nos ha hecho olvidar esa amenaza. Dependencia energética de Rusia, que ahora estamos pagando; y dependencia comercial de China.
Si hablamos sólo de España, somos de los países europeos que mejor se han comportado en ese sentido. Hemos defendido sectores estratégicos. Hay que recordar que China ha intentado comprar, en varias ocasiones, empresas privadas y públicas de sectores estratégicos. A diferencia de Portugal, España no quiso hacer esto.
España ha sabido defender sectores estratégicos
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
Sí ha habido inversiones estratégicas, por ejemplo en los puertos de Valencia o Gran Canaria, pero España se ha resistido a esta tendencia, y no se puede decir lo mismo de otros países europeos. España no depende en exceso de China a nivel crítico, pero sí a nivel comercial, aunque hay otros países europeos que dependen más que nosotros.
Pregunta: ¿Qué quieres decir cuando hablas de dependencia crítica pero no tanto comercial?
Respuesta: Imaginemos que China invade mañana Japón y nos vemos abocados a cortar relaciones como hemos hecho con Rusia. ¿Dónde compramos las cosas? Algo se podría comprar en España o Europa, pero sufriríamos un claro retroceso a todos los niveles. Esa dependencia sí existe, es real y China juega con ella. Es dependencia mutua, a fin de cuentas, porque China depende de nosotros como clientes, al menos a día de hoy.
No hay que olvidar las estrategias de Made in China 2025 o la circulación dual. Hasta que el consumo interno no sea suficiente para China, dependerá de nosotros. Cuando esto no sea así, tendremos un problema.
El Sudeste Asiático como sustitutivo
Pregunta: Llevamos años escuchando hablar de la progresiva sustitución de China por otros países en el Sur y el Sudeste de Asia en lo que se refiere a comercio internacional. La lógica es que, a medida que China se va desarrollando, el nivel de vida de su población va creciendo y los sueldos también suben. ¿Hay alternativas realistas a China en Asia?
Respuesta: Yo llevo viajando seis años a Vietnam con cierta frecuencia. Vietnam es, precisamente, el país que más se ha beneficiado de la deslocalización de China. Puedo decir que no es una alternativa real. Vietnam viene a ser una provincia de China en términos de tamaño. Hay estudios que demuestran que, ni juntando todos los países del Sudeste Asiático, incluso ampliando con Bangladesh o India o Pakistán, se podría sustituir a China.
Por muchos factores: dinamismo, magnitud, cultura, desarrollo de país… ninguno es capaz de sustituir a China, ni tampoco lo son juntos. China suma el 15% de las exportaciones mundiales, y todos estos países juntos tienen una cuota parecida. A día de hoy es imposible sustituir a China.
A día de hoy, es imposible sustituir a China
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
China no sólo ha supuesto precios baratos y mano de obra barata para fabricar productos en masa. China ha creado un sistema de especialización que, combinado con su cultura de trabajo, les ha hecho inimitables. Vietnam es lo más parecido, y está muy lejos. A día de hoy, es imposible sustituir a China en ese sentido.
En cuanto al reshoring, se ha dado y se está dando, pero en una medida muy pequeña. Cuesta mucho hacerlo, hay un periodo de aprendizaje muy largo y eso suponiendo que llegas al éxito. Hace poco, hablaba con un empresario chino que había abierto una fábrica en Egipto. Estaba desesperado. No era capaz de conseguir una productividad decente para exportar. Esto es lo que te encuentras, como empresario o comprador, cuando vas a otros países. Esa es la realidad a día de hoy.
Estas fábricas que pueden estar en Polonia, Serbia, Egipto o Kenia dependen en un 80% de materiales que compran en China, si es que no son ellos mismos chinos. La cultura de trabajo es muy diferente.
Yo vi esto en 2000, la primera vez que viajé a China. Yo me dedico a eso: a visitar fábricas para comprar. Lo que a priori puede parecer normal, ves que no es tan normal cuando sales de China. Ese nivel de especialización sólo lo tienen ellos. Núcleos pequeños, flexibles, rápidos y eficientes. Es algo inimitable y a años luz de India, por ejemplo. Y por qué no decirlo también, la ubicuidad del Estado. No se puede replicar fuera.
El enrarecimiento del clima político
Pregunta: Nadie esconde que el clima político entre la Unión Europea y China no es el mejor desde hace algunos años, algo que se ve reflejado, entre otras cosas, en la paralización del Acuerdo Integral de Inversiones (CAI). Desde tu posición, ¿cómo ves este asunto? ¿Cómo lo ven los empresarios españoles y chinos con los que estás en contacto?
Respuesta: No tiene solución. Estamos enfrentando dos puntos de vista completamente diferentes. China tiene unos valores y unas características que chocan con el espíritu de la OMC y la Unión Europea. Nos encontramos con que China sigue sin ser una economía de mercado y funciona con ventaja competitiva. Esto choca con los intereses de Europa a nivel comercial y político.
Todo saltó por los aires por este veto a políticos de la Unión Europea por criticar lo que estaba ocurriendo en Xinjiang. Esto siempre va a estar ahí. Cualquier acción que China considera una amenaza a sus asuntos internos es, automáticamente, causa de ruptura de relaciones o negociaciones. Esto teóricamente va en contra de los valores de la Unión Europea.
En cuanto a China y la UE, estamos enfrentando dos puntos de vista completamente diferentes
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
Hago un inciso: es verdad que la Unión Europea aboga por derechos humanos universales, pero no es menos cierto que también negocia con países que violan estos derechos humanos. Dicho esto, creo que el asunto no tiene solución porque si nos enrocamos en derechos humanos, en derechos medioambientales y en otras cosas que China no quiere cumplir porque se ve como una economía en vías de desarrollo, a corto plazo no se puede solucionar. Tendría que evolucionar cualquiera de las dos posiciones, pero a día de hoy creo que no es viable.
Hacia una relación comercial equilibrada
Pregunta: España sigue arrastrando un acusado déficit comercial con China. Aunque se ha paliado ligeramente en los últimos años, la tasa de cobertura sigue rondando el 25 por ciento, aproximadamente. ¿Puede lograr España una balanza comercial más equilibrada con China?
Respuesta: No y más teniendo en cuenta la deriva de la Unión Europea. Podría ser una posibilidad en el caso de que nos reindustrializáramos. Esto supondría bajar al barro: dejar de lado el totalitarismo medioambiental. Si quieres industria, tienes efectos secundarios sí o sí. Si queremos esa balanza comercial y reindustrializarnos, esto tiene una cara B en la que ahora no veo a España ni a la Unión Europea. Veo una deriva totalmente radical para proteger el medio ambiente, y eso va en contra de la reindustrialización. O una cosa o la otra.
El final de la pandemia
Pregunta: Durante la pandemia, que en Occidente damos más o menos por terminada y que en China ahora está en una fase explosiva, se produjo una enorme disrupción en las cadenas de valor, con China con el principal epicentro de este terremoto. ¿Crees que se ha estabilizado esta situación?
Respuesta: Desde luego. Hemos sufrido más de dos años de penurias logísticas y esto, a día de hoy, está mucho más normalizado. Los costes de fletes ya están a niveles de 2019. Las interferencias en la cadena de suministro como podían ser la falta de contenedores o la interrupción de frecuencias de navieras ya no se están dando. Hay algún pequeño coletazo pero nada que ver con lo que pasó. Estamos en una situación casi normalizada en lo que se refiere a logística con China.
Creo que, con la reapertura de China, vamos a estar mejor
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
¿Qué puede venir con la apertura abrupta de China? Yo creo que vamos a estar mejor. China va a tener muchos contagios y su sistema sanitario sufrirá bastante en los próximos seis meses. Podría tener impacto en puertos o en fábricas, pero infinitamente menor cuando, hace dos años, cerraban un puerto entero o una ciudad entera. Ahora podría haber cincuenta trabajadores de baja, dos turnos en lugar de tres en un puerto. Podría ser, pero el impacto será menor.
También hay que decir que, durante la pandemia, no hemos parado de importar desde China. Así que espero que pueda haber incidencias, pero creo que vamos hacia la normalización total. Sí temo un poco el carácter de «todo o nada» de China. Esto podría causar que mucha gente salga y entre cuando se abran las fronteras, que haya picos de demanda brutales. Lo veremos.
La herencia de la pandemia es la inflación a nivel mundial. Esto afecta, como es obvio, a la demanda. En Vietnam ya lo están notando. Esto dificultará el resurgir de la actividad industrial.
Pregunta: Muchas empresas occidentales se han quejado en el último año de los problemas que les estaba suponiendo la política de Covid Cero de China para operar allí. ¿Cómo has visto este problema? Un informe de la Cámara de Comercio Europea señalaba hace unos meses que la llegada de nuevas grandes empresas a China en este periodo ha sido prácticamente nula. ¿Puede China volver a recuperar su atractivo para las empresas extranjeras?
Respuesta: Creo que el atractivo nunca se ha perdido. Incluso en COVID, tanto las exportaciones como la atracción de inversiones extranjeras en China están en máximos históricos. Otra cosa es el clima empresarial de un expatriado o una empresa extranjera en China. Lo que hemos vivido con la pandemia es una emigración en masa de expatriados desde China. Las empresas extranjeras han visto un ambiente irrespirable, porque era irrespirable para los chinos también.
Tanto las exportaciones como la atracción de inversiones en China han estado en máximos históricos durante la pandemia
Rafael Cascales, presidente de ACOCEX
Yo sí espero que, con una normalización dentro de un año, donde no haya COVID palpable, sí veo empresas extranjeras volviendo o reflotando. Creo que es inevitable. No creo en China como un bloqueador de capital extranjero. Es cierto que cada vez hay más ganas de ser autónomos, pero son los primeros interesados en recibir empresas extranjeras todavía. Creo que va a haber un resurgimiento.
La entrada en la OMC: 20 años después
Pregunta: Han pasado 20 años desde la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, el gran momento simbólico de la integración de la China moderna en la economía mundial y en el proceso de globalización. Como siempre, y más tratándose de un país de la magnitud de China, es un proceso en el que ha habido ganadores y perdedores, pero ¿qué balance general haces? ¿Saldo positivo o negativo?
Respuesta: Si hablamos a nivel mundial, ha sido positivo. Para China, desde luego muy positivo. En cuanto a Estados Unidos y Europa, también. Ahora bien: nos hemos despertado de este sueño idílico de creer que es posible una armonía constante. Hay una potencia, China, con valores diferentes a los nuestros. Su mezcla, además, no es tan evidente como creíamos en el año 2000.
En términos generales, hemos tenido una época de bonanza extrema. Paz, productos baratos de consumo, bienestar. Ahora, esta época está en duda, y es el punto crítico en el que nos encontramos. Empeorado por Rusia, que es como China, pero con la energía. Ahora estamos viendo qué hacemos con China. Si queremos seguir comprando cosas de valor añadido, tenemos que ver quién tiene la tecnología. Tenemos por delante una negociación, y las negociaciones siempre son duras.