24 de febrero de 2022

Episodio 1

Prosperidad Común: ¿prosperidad para quién?

Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico en Natixis
Miguel Otero, investigador titular del Real Instituto Elcano

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Este texto es una transcripción, resumida y editada, del episodio 1 del podcast «Descifrando China», titulado «Prosperidad Común: ¿prosperidad para quién?». Hablamos sobre desigualdad, distribución de la riqueza y control del Estado sobre las tecnológicas con Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis; y Miguel Otero, investigador titular del Real Instituto Elcano.

Prosperidad para quién

¿Qué entiende Xi Jinping por Prosperidad Común y por qué este énfasis?

Alicia: esto no lo ha inventado Xi Jinping, sino que era un concepto en desuso porque en la era de Deng Xiaoping la idea era la contraria: bienvenidos sean los que se enriquezcan porque, gracias a eso, China crecerá más. Era ese concepto de no avergonzarse de la riqueza, mientras que ahora la idea es compartirla. La cuestión es cómo, y esta es la clave.

Hay que poner esto en contexto. Esto llega justo después del inicio del famoso «crackdown», de una fuerte respuesta regulatoria del gobierno chino ante algunos excesos de distinto tipo, desde control de datos, antitrust, intromisión en el ámbito social de las plataformas educativas a los videojuegos… llega esto y creo que está relacionado. A los europeos, la idea de prosperidad común nos suena a Estado del Bienestar, pero no es lo que tiene en mente China. Allí no hay un Estado del Bienestar que funcione como canal automático de redistribución de la renta a través de gasto o impuestos.

En China no hay un Estado del Bienestar que funcione como un canal automático de redistribución de la renta a través de gasto o impuestos.

Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis

Allí, el Estado supervisará, regulará y se asegurará de que no haya excesos de sectores y de individuos. Jugará un papel mayor del que ya jugaba. El objetivo es repartir mejor y que lo que se está haciendo llegue a todos, no a unos pocos. ¿Por qué ahora? Quizás porque el pastel se está reduciendo, o al menos está aumentando a menos velocidad. La economía china crece menos, cíclica y estructuralmente, por lo que es el momento de repartir mejor. Si no, habrá un problema social porque no hay un Estado del Bienestar que proteja a los que se caen del sistema.

China está reduciendo el porcentaje de PIB de su sector más productivo, que es el de las manufacturas. Esto, que pasó ya en Estados Unidos, se va a producir en China, y el gobierno quiere adelantarse a eso con un sistema menos costoso que el nuestro en lo fiscal, pero poniendo orden. No nos dice cómo lo va a hacer, cuáles serán los mecanismos, pero nos avisa de que lo hará. Es un aviso a navegantes: el que piense que va a tener todo el espacio para enriquecerse que se olvide, porque va a tener muchas más restricciones.

Miguel: yo creo que ni siquiera muchos chinos ilustrados saben bien qué es la Prosperidad Común. Entendemos que queremos menos excesos, que va a haber más estado, pero no se sabe bien cómo se va a llevar eso a cabo. A nivel externo, China observa muy al detalle lo que pasa en Occidente y creo que ha entendido que la desigualdad es un factor desestabilizante. Llevado al exceso, puede minar la cohesión social. La sociedad china es más parecida a la estadounidense que a la europea en cuanto a la equidad. Los chinos tienen menos preocupación por la equidad, generalmente, que los europeos. La visión de hacerse ricos, prosperar, de que hay ganadores y perdedores, está muy metida en la sociedad, aunque sea colectivista. Se acepta que hay gente a la que le va muy bien y otra que vive con muy poquito.

Yo creo que eso, que está aceptado dentro de la cultura china, si lo llevas a los extremos puede llevar a momentos como lo que se vivió en Estados Unidos con la muerte de George Floyd o el asalto al Capitolio. Si uno ve esto desde Pekín, llega a la conclusión de que se está hablando de posibilidades de guerra civil en la democracia más consolidada del mundo, y el Partido Comunista no quiere saber nada de esto.

En China se acepta que hay gente a la que le va muy bien y otra que vive con muy poquito.

Miguel Otero, investigador titular del Real Instituto Elcano

Nadie sabe realmente cómo se va a repartir más la tarta. En China existe este concepto de las tres redistribuciones: la fiscal, la del trabajo y la filantrópica, que es por la que se aboga ahora. Estamos viendo a empresas tecnológicas donando miles de millones al Estado para que haga cosas. Y aquí entramos en el tema del poder de las tecnológicas. Una lección que han sacado los líderes chinos de Occidente es el enorme poder que pueden tener estas empresas. Apunto al momento en el que Twitter empezó a decir que los tuits del presidente de Estados Unidos eran falsos o llamaban al conflicto. Ahí se vio que una empresa privada podía cortarle la libertad de expresión, por así decirlo, al mismísimo presidente de Estados Unidos. Y después de las elecciones le llegó a cerrar la cuenta.

Con lo que se está haciendo en el tema regulatorio China quiere conseguir tres cosas: regular mejor estas plataformas tecnológicas, que no son un sector más sino que son transversales; incorporarlas dentro de las estructuras del Estado para que el Partido las controle; y por último creo que hay una visión de que China no puede seguir el modelo angloamericano de financialización y de tecnología hacia el consumo, sino que tiene que usar su capacidad tecnológica para la industria, para cuestiones que son más importantes para la competitividad del país, como los semiconductores.

Algunos incluso han hablado de que va más por el lado del capitalismo alemán que por el del angloamericano: no tanto consumo y financialización sino más bien industria y poder competitivo en alta tecnología.

China y la desigualdad

¿Creéis que China es un país especialmente desigual para su nivel de desarrollo? ¿Qué se está haciendo para revertir las desigualdades que hay en el país?

Alicia: por desgracia, no tenemos buenos datos. China es más desigual que otros muchos países, especialmente en Asia, no tanto en América Latina. Para un país que ha crecido tan rápido, la distribución de la renta no ha mejorado tanto. Es más, las estimaciones que existen muestran un empeoramiento desde 2014 que también va en línea de una desaceleración económica.

Según el Banco Mundial, China es el país del mundo cuya distribución de la renta cambia menos con la aplicación de política fiscal. Hay un problema porque la política fiscal no redistribuye, han crecido de manera descontrolada y no han mejorado la redistribución. Ahora que vamos hacia una desaceleración estructural, es normal que se preocupen, porque ven que cada vez será más difícil evitar este problema.

Ahora que vamos hacia una desaceleración estructural, es normal que China se preocupe más por la desigualdad.

Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis

Además, cuando uno mira los datos de distribución de la renta, hay una cuestión de división entre el entorno rural y el urbano. China ya ha urbanizado más del 57% de su población, pero el gasto público en las zonas rurales es tan ínfimo que el coste de reducir esa desigualdad de la renta es brutal. Esto no ocurre en todo el mundo. Aquí estamos hablando de megainversiones para evitarlo. No es tan fácil conseguir mejorar la distribución de la renta.

Por tanto, creo que tampoco hablan mucho de esto cuando hablan de Prosperidad Común. Podrían haberse planteado el objetivo de reducir el Coeficiente Gini en un porcentaje determinado, pero no es la manera en la que expresan esta idea: es muchísimo más etérea. Creo que es porque el coste de hacerlo es enorme y va a ser muy difícil conseguirlo. Tienen que ofrecer algo simbólico, pero sinceramente no creo que la distribución de la renta en China mejore en los próximos cinco o diez años. Con una economía a la baja, es muy difícil hacer eso.

Tienen además otros gastos pendientes: militar, subsidios a las empresas públicas… ¿de dónde van a sacar el dinero? La deuda pública en China se acelera. Por esto no hablan de redistribución ni de Estado del Bienestar; no sé si les gusta o no, pero creo que no se lo pueden permitir.

Miguel: yo creo que, en la cultura china, el concepto de redistribución no está tan patente. Han apostado mucho por crecer a base de inversión pública, infraestructuras y exportaciones. Eso ha hecho que mucha gente haya salido de la pobreza y ese es uno de los grandes logros del Partido. Ahora viene el hecho de cómo superar la posible trampa de la renta media, que les preocupa más que redistribuir. Ahí yo creo que las desigualdades van a estar ahí, pero también es un tema de retórica y de discurso político.

El discurso ha cambiado, igual que pasó con la corrupción. Es necesario mandar mensajes a la ciudadanía de que se están haciendo cosas. Sin embargo, es difícil cambiar la estructura, igual que con la corrupción, que está muy integrada en el sistema político chino. Es también muy difícil cambiar las diferencias que hay entre el mundo urbano y el rural.

Es muy difícil cambiar las diferencias estructurales entre el mundo urbano y el mundo rural.

Miguel Otero, investigador titular del Real Instituto Elcano

Sin embargo, yo creo que intentarán mandar mensajes concretos y quizás haya un momento en el que pueda haber un impuesto sobre la propiedad que, aunque no genere mucha recaudación, sí sería una señal de que los que más tienen aportan más al Estado.

Los números sobre desigualdad en China son muy poco fiables. No hay una base de datos sobre la declaración de la renta y lo que tenemos son encuestas a hogares, muchas de ellas obsoletas. Es difícil, realmente, saber cómo está el tema de la desigualdad en China, pero a nivel de discurso, de narración, en los últimos años había una percepción clara de que había más desigualdad. El discurso político de Prosperidad Común quiere enfrentarse a eso, pero por lo menos los números sugieren que no ha habido aumento del gasto social. Hay una desconexión entre la narrativa y esa preocupación por la desigualdad.

Además vemos que, con el COVID, la política fiscal y monetaria ha sido muy conservadora. Ahora mismo, dado el contexto que vivimos, con la política de COVID cero que tiene China, el hecho de que Xi Jinping tendrá un tercer mandato y las tensiones geopolíticas que tenemos, creo que Xi está siendo muy conservador en política monetaria con objeto de tener un colchón para resistir turbulencias. Sabe que vienen años difíciles.

El papel de las tecnológicas

Volviendo al tema de las grandes tecnológicas: ¿por qué se habla tanto de estas cuestiones?

Miguel: yo creo que las tecnológicas son el símbolo del exceso del capitalismo moderno. Durante una larga temporada se veían como los grandes campeones chinos y el gobierno estimuló su crecimiento o hizo la vista gorda. Muchos chinos lo veían también como algo que les facilitaba la vida en compras y servicios: el e-commerce en China ha sido un boom no visto en otro sitio. Figuras como la de Jack Ma, fundador de Alibaba, se veían como auténticas celebrities, con mucho apoyo.

Las tecnológicas simbolizan mucho de este capitalismo salvaje de China en los últimos 10 años.

Miguel Otero, investigador titular del Real Instituto Elcano

Sin embargo, en el contexto del COVID, de la dureza de las políticas contra la pandemia y donde era todavía más visible quién vivía bien y quién vivía peor, viendo que el crecimiento es menor y que hay mucha gente bien preparada que tiene dificultades para encontrar trabajo… en su momento, eran las finanzas de Wall Street las que eran el símbolo del capitalismo salvaje. Aquí son las tecnológicas. En el contexto chino, Jack Ma llegó a tener mucho poder para criticar a las autoridades chinas, y dentro del contexto chino de que nadie puede tener más poder que el Partido, creo que es un mensaje claro en cuanto a excesos económicos y de renta, privilegios y noticias de jornadas laborales abusivas en esas empresas.

Las tecnológicas simbolizan mucho de este capitalismo salvaje de China en los últimos 10 años. También se quiere mandar un mensaje claro de que el capitalismo privado no puede tener más poder que el Partido, por lo que hay que someter a las tecnológicas a su control.

Alicia: Miguel aludía a dos cosas, el poder y el aspecto social. Yo creo que hay un componente irónico, porque el modelo chino, con la política de hukou, propicia que un tercio de los trabajadores se desempeñan en la economía gris, con requisitos draconianos. El motivo es que hay asociados unos derechos, desde la educación a la pensión o la sanidad, que China no puede permitirse dar a todo el mundo que aparece en Pekín o en Shanghai.

En resumen: ese modelo no es muy diferente al de Didi o Meituan. No entiendo por qué se escandalizan con algo que hacen de manera estructural en el país entero. Es bastante populista hacer esto: señalar a las empresas. La realidad es que es el sistema el que está diseñado así, para bien o para mal. No estoy necesariamente criticando al sistema, sino al hecho de que apunten a unas empresas cuando el sistema en general hace que un ciudadano chino no pueda tener los mismos derechos que un residente aunque trabaje en Pekín: se crean ciudadanos de primera y segunda categoría.

Lo que está ocurriendo con las tecnológicas sólo tiene otra lectura: el poder

Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico de Natixis

En este contexto, lo que está ocurriendo con las tecnológicas sólo tiene otra lectura: el poder. Si fuera algo social, se aplicaría en general. Habría que hacer una reforma del mercado laboral de una gran magnitud. Hay otros factores, pero el más importante es el control. El control sobre esas empresas ya había empezado por las buenas, sin asustarlas en su valor bursátil, pero no había sido suficiente.

Después está el tema de antitrust: algunas tenían un control sobre el sector brutal. Quizás se pensaba que tener tantos ingenieros para hacer videojuegos en medio de una guerra tecnológica con Estados Unidos no era una buena idea. Pero esto no es una decisión comercial, sino nacional. Y para hacerla, tienes que controlar al sector. La socialización de los derechos de los trabajadores no la compro, porque no se ve en otros sectores.

Miguel: hay un tema estructural que no vas a cambiar, pero las percepciones son clave. Creo que esto es importante para entender cómo funciona China. En el país hay una sensación de que muchas de estas empresas privadas cometían excesos en cuanto a cómo controlaban el consumo. Al chino sí le preocupa esto, y hay un mayor control del Estado. Habría que preguntarse si al chino le parece bien que el Estado controle más a las tecnológicas.

En China hay mucha protesta y enfado por que estas empresas privadas tengan acceso a toda la información de los consumidores, pero si lo hace el Estado está socialmente más aceptado.

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