Este texto es una transcripción, resumida y editada, del episodio 2 del podcast «Descifrando China», titulado «¿Un colchón ante las sanciones? China y el aislamiento económico de Rusia». Hablamos sobre materias primas, sistemas de pago y tecnologías con Isidre Ambrós, periodista y autor de «La cara oculta de China»; y Alberto Lebrón, investigador del Instituto de Economía Política Internacional de la Universidad de Pekín.
Paliar las sanciones
Pregunta: Comenzamos con una pregunta general. La invasión de Ucrania ha traído consecuencias económicas inmediatas para Rusia, con un rápido desacoplamiento con respecto al eje Estados Unidos – Unión Europea. ¿Cómo valoráis la respuesta inicial de China? Antes de entrar en detalles: ¿está en posición China de ser un colchón económico para Rusia?
Isidre Ambrós: Yo creo que puede paliar la situación pero no totalmente. China no puede sustituir el flujo de ingresos que le llegan a Rusia a través de Europa, por ejemplo. Lo tiene muy complicado, aunque puede colaborar.
Alberto Lebrón: Estoy totalmente de acuerdo con Isidre. Hay que aplicar una lógica elemental: si Rusia está exportando a la Unión Europea, China tiene que cubrir todo aquello que pierde Rusia en sus exportaciones. La UE y el Reino Unido representan el 40% de las ventas rusas al exterior y China sólo el 14,7%. Por mucho que China quiera absorber el gas o el petróleo de Rusia, no va a poder porque lógicamente los crecimientos son graduales y nunca exponenciales.
Pregunta: El sector energético es uno de los sectores en los que estamos viendo un mayor debate es el de la energía. Rusia es un gran exportador de gas y petróleo; y ya estamos viendo que, en mayor o menor medida, Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea tienen planes para cortar su dependencia de Rusia. ¿Cuál es el papel de China en este puzzle? Rusia sigue siendo uno de los principales proveedores de petróleo de China, y en cuanto al gas, su venta a China ha venido creciendo de manera estable, hasta el punto de que ya se ha acordado la construcción de un segundo gaseoducto desde Siberia a China. ¿Qué supone esto en términos geopolíticos y económicos?
Isidre: La mayoría de las exportaciones de hidrocarburos rusos van a parar a Europa. Van creciendo las ventas a China, pero si no me equivoco, el bombeo de gas ruso a China empezó en 2019. Es verdad que ahora han firmado la construcción de un segundo gaseoducto, pero eso no entrará en funcionamiento antes de 4 o 5 años. Sí que van aumentando las exportaciones de gas ruso a China pero aún están lejos de alcanzar las cifras de Europa. También es verdad que Rusia se ha convertido ya en un suministrador primordial para China de petróleo, pero no salen las cuentas.
Van aumentando las exportaciones de gas ruso a China, pero aún están lejos de alcanzar las cifras de Europa.
Isidre Ambrós, periodista y autor de «La cara oculta de China»
Alberto: Es una cuestión de números. China está importando unos 16.500 millones de metros cúbicos de gas desde Rusia, el 5% del gas que consume China. Hay potencial y de ahí que se estén construyendo más gaseoductos. En 2019 entró en funcionamiento el Power of Siberia 1, que suministrará en el mejor de los casos 38.000 millones de metros cúbicos en 2025. Y luego hay un segundo gaseoducto, que pasa por Mongolia, el Power of Siberia 2, que puede llegar a los 50.000 millones de metros cúbicos, pero siempre a largo plazo.
Si miramos lo que está anunciando la Unión Europea, viene importando de Rusia del orden de 155.000 millones de metros cúbicos y dice que este año espera recortar 100.000 millones. Aunque no llegue, va a ser significativo e incluso puede que acabe recortando más de lo que a largo plazo puede importar China de Rusia. Es una catástrofe para Rusia, y China en ningún caso puede cubrir, ni siquiera amortiguar de manera significativa, todo lo que va a perder Rusia en Europa.
Isidre: Todo esto con el agravante de las buenas relaciones entre China y Europa, que China quiere mantener. Aparte de que pueda hacerlo, está la cuestión de que quiera hacerlo, que es muy discutible.
Pregunta: China tiene intereses económicos muy fuertes en la Unión Europea y Estados Unidos, a pesar de las tensiones que pueda haber. ¿Cómo veis este asunto? ¿Estos intereses primarán sobre un potencial alineamiento Pekín Moscú?
Isidre: Es una frase muy socorrida esa de que China tiene socios pero no amigos. Yo creo que China tiene un poco en la encrucijada de que Rusia es su principal socio pero no aliado y, por otra parte, no quiere que Europa caiga bajo la influencia de Estados Unidos. Quiere una Europa fuerte y unida con la que poder discutir. Ucrania también es un socio importante para China. Así que Pekín está en ese papel, muy suyo, de intentar quedar bien con todas las partes, pero yo creo que, llegado el momento, a la hora de elegir, apostaría por mantener los vínculos con Europa. Es un socio económico mucho más importante a la larga.
Alberto: China, para cubrir lo que Rusia va a perder con sus ventas de petróleo a Europa, tendría que multiplicar sus importaciones entre 2 y 3 veces. No encaja en el esquema económico chino. Y luego cuidado con las sanciones y la desconfianza global. No hay que olvidar que Alemania, la locomotora económica de Europa, tiene como principal socio económico comercial a China. Y si decimos que China es la fábrica del mundo, fundamentalmente de Estados Unidos; Alemania, y esto se cuenta poco, es la fábrica de China.
Si decimos que China es la fábrica del mundo, Alemania es la fábrica de China.
Alberto Lebrón, investigador del Instituto de Economía Política Internacional de la Universidad de Pekín
China invierte en Alemania, compra empresas de alta tecnología, adquiere know-how, exporta bienes intermedios (físicos y servicios) a Alemania y de ahí salen bienes con alto contenido tecnológico que puede aprovechar China y también puede exportar al resto del mundo. Hay un dato importante, el comercio en valor añadido, y concretamente el valor añadido chino incorporado a las exportaciones de Alemania: bienes intermedios chinos que van a Alemania y ahí se ensamblan para ser incorporados en otros bienes intermedios o finales que se exportan.
Alemania es el mayor exportador mundial de valor añadido chino y China es la primera fuente de valor añadido incorporado en las exportaciones de Alemania. La relación es estratégica, y si a Alemania le ha costado menos romper con Rusia, sin duda le puede llegar a costar un poco más romper con China. Y si esto ocurre, vamos a un mundo dividido en dos bloques claramente.
Sistemas bancarios y de pago
Pregunta: Otra clave a tener en cuenta es la desconexión parcial de Rusia del sistema mundial bancario y de pagos. Oficialmente, China no participará de las sanciones financieras a Rusia, pero hay noticias de bancos chinos restringiendo la financiación de operaciones sobre bienes rusos. También hemos visto que, tras la suspensión de la actividad en Rusia de Visa, Mastercard y American Express, algunos bancos rusos comienzan a recurrir a UnionPay, que es una compañía estatal china. De nuevo: ¿puede ser China un plan B para Rusia en términos financieros?
Isidre: Estamos en lo mismo. El CIBS, que es el sistema chino, nació en 2015. Tiene bastantes entidades y países en el sistema, pero muchos menos que el SWIFT. ¿Podría servir a los bancos rusos para funcionar? Parcialmente. No con la misma intensidad que con el SWIFT. Además, Europa no ha bloqueado todo y se pueden seguir haciendo pagos en temas energéticos.
Alberto: Aquí estamos hablando de cómo podría China ayudar a Rusia a esquivar las sanciones, porque Rusia ha sido aislada del sistema financiero internacional, esto es un hecho. El CIBS sigue dependiendo del SWIFT porque China sigue manteniendo sus relaciones comerciales con Europa, Japón y Estados Unidos. Ahora bien, aquí hay una derivada interesante. Desde 2014, cuando empezó todo el problema con Ucrania, Rusia, quizás obligada por las circunstancias, comenzó a acumular renminbi, hasta un 13% de sus reservas de divisas.
Desde 2014, cuando empezó todo el problema con Ucrania, Rusia comenzó a acumular renminbi.
Alberto Lebrón, investigador del Instituto de Economía Política Internacional de la Universidad de Pekín
Si Rusia no tiene más remedio que apoyarse en China para su comercio internacional porque tiene sanciones en otros lugares del mundo, va a tener que usar renminbi. No hay más. Independientemente de que China pueda cambiar renminbi por euros o dólares y, a través de mecanismos interpuestos, Rusia pueda comerciar con otras zonas del mundo, aquí también hay un riesgo reputacional para China. Si Estados Unidos ve que China cambia las reservas en renminbi del Banco Central de Rusia por euros o dólares y esto minimiza las sanciones, no tengamos duda de que Europa y Estados Unidos van a empezar a pedir explicaciones a China, porque estas sanciones están diseñadas para ahogar a Rusia y no sabemos muy bien para qué objetivo futuro.
Pero está claro que uno de estos objetivos es que Vladimir Putin abandone el poder y Rusia se integre de una manera normal en el sistema internacional. Estamos ante un auténtico cambio geopolítico. La parte financiera a mí me parece menos importante ahora, pero sí destaco que Rusia no tiene más salida que convertirse en un satélite de China porque va a tener que comercializar con China y con otros países en renminbi.
Tecnologías críticas: el caso de los semiconductores
Pregunta: Volviendo a la tecnología: ¿es el conflicto en Ucrania es un nuevo paso hacia una progresiva fragmentación mundial? Grosso modo, un eje occidental por un lado, y uno compuesto por Pekín-Moscú, por el otro. ¿Qué implicaciones tendría un desacoplamiento de este tipo, por ejemplo en cuestiones como los semiconductores, que es un tema del que se habla mucho en los últimos dos años, o las partes de aviones, donde ya estamos viendo cómo Rusia tiene problemas de acceso por las sanciones? ¿Vamos hacia un mundo de bloques estancos en tecnologías que no son neutras, que tienen muchos usos entre ellos el militar?
Isidre: Es verdad que, hasta ahora, el mundo tecnológico está muy controlado por Estados Unidos. Es verdad que, a raíz de que empieza este pulso y esta guerra comercial con China, esta última apuesta y aprieta el acelerador en su estrategia de la autosuficiencia tecnológica. En el tema de los semiconductores, la industria americana controla el 80 o el 90 por ciento de la población mundial. China está dando los primeros pasos para contrarrestar esta situación, pero yo creo que, a pesar de que China avance en esta autosuficiencia, no vamos a un mundo de dos bloques estancos. La cooperación seguirá existiendo porque les interesa a todas las partes.
A pesar de que China avanzará en la autosuficiencia tecnológica, no vamos a un mundo de dos bloques estancos.
Isidre Ambrós, periodista y autor de «La cara oculta de China»
Alberto: Los chips van a marcar toda la economía del futuro. Se van a usar en transporte autónomo, en computación cuántica, en inteligencia artificial; por supuesto tienen uso militar. Son componentes de alta tecnología que no todo el mundo puede fabricar, ni todo el mundo puede innovar de la noche a la mañana. Estados Unidos es el líder mundial en idear los semiconductores, pero luego se fabrican en Taiwán o Corea del Sur en cooperación con las industrias locales. Hay un umbral: los 20 nanómetros. De 20 nanómetros para arriba, China tiene una posición débil, pero de 20 nanómetros para abajo, China no existe.
Por tanto, no puede haber dos estándares porque de momento sólo existe uno, el estadounidense. La semana pasada hubo una redada a ocho compañías chinas en Taiwán que estaban captando talento, lo cual es delito allí, porque quiere mantener su ventaja en el sector de los semiconductores. China tiene a Alibaba y Tencent haciendo chips. Es así de importante, porque un conflicto mundial puede llevar a una disrupción notable. Aquí, el bloque de China y Rusia juega con una desventaja enorme.
China como mediadora
Pregunta: ¿Cuál es el papel de China en una posible mediación de paz?
Isidre: China puede jugar un papel muy a su pesar. Ellos tienen su propia hoja de ruta que a los occidentales nos cuesta entender. China es la segunda potencia mundial y anhela recuperar el protagonismo internacional que históricamente tuvo el Imperio de Centro sin que ello implique invadir nada, sino que se le reconozca su peso. Le ha llegado un momento en el que tiene que hacerse escuchar, y es el momento más inoportuno: Xi Jinping está trabajando de cara al Congreso del Partido, en otoño, donde se le debe reelegir para un tercer mandato. Creo que los dirigentes chinos aspiraban a que este fuera un año estable para poder dedicarse a su política interna. Y se han encontrado con que todo el mundo les está pidiendo que hagan algo. Yo creo que lo van a hacer, pero con sigilo y cautela.
Los dirigentes chinos aspiraban a que este fuera un año estable para poder dedicarse a la política interna.
Isidre Ambrós, periodista y autor de «La cara oculta de China»
Lebrón: China y Rusia no son un bloque homogéneo, aunque pueda parecerlo. Xi Jinping dice que Putin es su mejor amigo, se han reunido más de 40 veces, pero es más parecido a un matrimonio de conveniencia. Habría que preguntarse si Estados Unidos aceptaría la mediación china, porque yo creo que no. El marco que se está estableciendo aquí es el de «democracias liberales contra tiranías irredentas», según lo definió, en el Financial Times, Martin Wolf. Las primeras serían la Unión Europea, Estados Unidos y sus aliados. Las segundas serían, evidentemente, China y Rusia.
De hecho, el foco más amplio es China. La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-Wen, cuando estalló el conflicto, no se solidarizó con Ucrania, sino que expresó su empatía con Ucrania, es decir: yo soy Ucrania. Definió el marco, estableció los equipos. Estos dos bloques y sus aliados: en el primero Taiwán o Japón, en el segundo todos los países de Belt and Road, porque hay que ver el papel de India, los países africanos o América Latina. A mí se me hace muy difícil ver a China como mediadora. Esto sólo se solucionaría con un gran acuerdo global en el que los dos grandes bloques que se están dibujando se sienten en una mesa a negociar un nuevo orden internacional, buscando un mínimo común denominador. La alternativa es un mundo de bloques, si no algo mucho peor.
Esta situación sólo se solucionaría con un gran acuerdo global en el que se busque un mínimo común denominador.
Alberto Lebrón, investigador del Instituto de Economía Política Internacional de la Universidad de Pekín
Isidre: China tampoco puede ponerse de perfil cuando los europeos están pidiendo que medie. Lo que no interesa es tener un mundo de bloques estancos donde todos pierden. A China le interesa la estabilidad internacional para seguir desarrollando sus potencialidades. Este conflicto, con el resultado de un mundo de bloques estancos, no le viene bien. La diplomacia china se moverá con cautela y sigilo, pero se moverá.
Alberto: Entre bambalinas, y de hecho han enviado ayuda humanitaria a Ucrania y lo han hecho saber a través de su prensa oficial. China está lejos de posicionarse con Rusia, si bien es cierto que, desde el otro bloque, grandes medios de comunicación están diciendo cosas como que China dio el visto bueno a la invasión de Ucrania tras los Juegos Olímpicos. Son informaciones que dan los servicios de inteligencia con una intencionalidad clara, y pueden ser ciertas o no. China está en un equilibrio muy complicado porque no puede renunciar a Europa. Si se le cierra la puerta y se queda aislada con un estado paria, afectaría gravemente a su desarrollo económico, y todos sabemos que eso generaría una inestabilidad peligrosa.